Nick Hornby. Foto: Gareth Cattermole
Con sus cerca de cuatrocientas páginas, Funny Girl pasa por ser la novela más ambiciosa de cuantas ha escrito Nick Hornby (Redhill, Surrey, 1957) hasta la fecha. Lo es no solo por su extensión sino por ser la primera en la que el escritor inglés se atreve a retratar una época que no es la suya. Funny Girl transcurre a mediados de la década de 1960, en pleno Swinging London, efervescente período de esplendor creativo del que Hornby se sirve para deslizar algunos de los más jugosos guiños pop vistos últimamente en literatura. ¿El guitarrista Jimmy Page, en sus años de músico de sesión, grabando temas de Miles Davis para la sintonía de una serie de televisión? Este maravilloso mundo de fantasía solo puede hacerse realidad en la imaginación de Nick Hornby.Por otro lado, nombres ilustres como el de Twiggy, Marianne Faithfull, Terence Stamp, Peter Sellers, Margaret Drabble, Joe Orton, Dave Clark Five o los Beatles (entre muchos otros) se pasean por las páginas de esta novela en armoniosa convivencia con sus personajes de ficción, una entrañable troupe responsable de la más exitosa de las comedias televisivas del momento, la también ficticia Barbara (y Jim).
En Funny Girl, Hornby vuelve a reivindicar (y ya van…) el poder de la cultura popular, centrando esta vez el tiro en las producciones televisivas auspiciadas por la BBC en los años sesenta. En una divertidísima escena, el director de Barbara (y Jim) se enfrenta en un debate al más sesudo y elitista de los críticos televisivos, precisamente para defender la valía artística de su serie, Shakespeare mediante. Se trata de una de las escenas más lúcidas que he leído en mucho tiempo: Hornby convierte la eterna dicotomía entre alta cultura y cultura popular en todo un combate de boxeo dialéctico (y no tan dialéctico). Tras el fútbol (Fiebre en las gradas) y la música pop (Alta fidelidad), el inglés pide ahora respeto intelectual para la televisión. ¡Para la televisión pública! Según se mire, quizás Nick Hornby sea hoy día el escritor más políticamente incorrecto.Lo mejor que ha escrito Nick Hornby desde
Con todo, más allá de escenarios y posicionamientos estéticos, lo que verdaderamente enamora de esta novela son sus personajes, tan adorables, tan imperfectos, tan de carne y hueso. ¿Cómo no caer rendido a los pies de la despampanante Sophie, esa especie de Georgy Girl pueblerina que lo único que quiere es hacer reír a la gente? ¿Cómo no compadecerse de Tony y Bill, esa sufrida y sentida pareja de guionistas con sus incapacidades para escribir sobre la vida conyugal? Veremos entonces cómo se construye una teleserie a partir de las vivencias de estos personajes, vivencias que atañan al feminismo de la época, a la homosexualidad, al provincianismo. Hornby teje al detalle unas vidas contemporáneas, proyectándolas constantemente en la pantalla, contraponiendo sus ficciones con sus realidades, lo que justifica cada uno de los párrafos de esta novela coral construida de forma soberbia.
Funny Girl se permite así el lujo de no ser solo un brillante texto humorístico, del mismo modo que Barbara (y Jim), una vez alojada en el corazón de los hogares británicos, dejó de ser una sitcom para convertirse en parte de la historia sentimental de toda una generación.
Fina, mordaz e inteligente, Funny Girl es lo mejor que ha escrito Nick Hornby desde Alta fidelidad. Una auténtica delicia.
@FranGMatute