Image: Asamblea ordinaria

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Novela

Asamblea ordinaria

Julio Fajardo

11 noviembre, 2016 01:00

Julio Fajardo. Foto: Asteroide

Libros del Asteroide. Barcelona, 2016. 224 páginas. 16'95€, Ebook: 9'99€

Como las setas en el otoño, las novelas que testimonian la precaria situación económica de muchos españoles están brotando en el humus de la inacabable Crisis actual. No es cierto que andemos a la espera de la novela que la recree, como se lee en la cubierta de Asamblea ordinaria. Hay ya un buen puñado de ellas y no falta mes en que no se agregue alguna nueva, a las cuales se suma con timbres muy parecidos a los de otras muchas esta obra de Julio Fajardo (Tenerife, 1979). También con alguna valiosa novedad. Dos notas señaladas son el distanciamiento de planteamientos políticos previos y poner el foco en las perplejidades morales de las víctimas. De tal modo, el inequívoco alegato contra la injusticia y la explotación se enuncia de forma sutil, libre de simplificaciones.

La materia testimonial en Asamblea ordinaria es de poco bulto, apenas se extiende en detalles representativos de las prácticas del capitalismo rampante de nuestros días. Sin embargo, basta para señalar todos los hechos relevantes de la coyuntura: paro, despidos, agobios económicos, vivienda, chulería empresarial, estafa bancaria, desesperación moral... También aparece su antídoto, los movimientos ciudadanos prestos a dar réplica a tantos abusos.

Fajardo dispone tres historias con argumentos del todo independientes. La primera presenta las desavenencias de una pareja por culpa del paro, y la implicación del hombre en la forja de una "nueva mayoría social". La siguiente muestra el artero proceder de un empresario bien enrollado con sus empleados. La última se centra en un joven en paro que se ve obligado a irse a vivir con su tía anciana. Se trata de historias particulares pero con el propósito de representar una realidad más amplia, nacional por los diversos escenarios en que ocurren. Para lograrlo, Fajardo utiliza un recurso técnico imaginativo. Las tres anécdotas se alternan sin indicación externa alguna. Al principio desconciertan los súbitos saltos de argumento, pero pronto se supera la dificultad.

El curioso engranaje -no del todo afortunado, peca de mecánico- revela algo muy notable, la voluntad del autor de aportar alguna novedad formal al viejo testimonio realista y de darle a su documento un aire actual. Otro recurso manifiesta también la misma meta de evitar el tratamiento literario rutinario: ninguno de los protagonistas tiene nombre propio, de modo que alcanzan un carácter generalizador y refuerzan su papel de símbolos de un conflicto.

Fajardo cuenta historias cargadas de densidad emocional que reflejan una realidad injusta por medio de algunas vidas trastornadas, desalentadas. Lo hace con estilo directo, sin excesos de patetismo y sin peajes doctrinarios. El conjunto de Asamblea ordinaria ofrece un buen retrato, convincente y plástico, de los dañinos efectos de la Crisis. Las tribulaciones de unas personas, o sea, una novela de interiores, se convierten en documento inapelable de un problema colectivo específico. Evitando la propaganda y el esquemático realismo de trazo grueso, Fajardo consigue una valiosa novela de denuncia que ocupa un lugar destacado entre las que han surgido por culpa de la grave situación económica que padecemos.