Simonetta Agnello Hornby

Traducción de Teresa Clavel. Gatopardo, 2016. 272 páginas. 9,95 €

Hay libros que rezuman lujo, misterio, violencia, pasión. Otros, en cambio, destilan nostalgia de la infancia, de la felicidad perdida, y huelen a aceite, a pan recién horneado con aceitunas o anchoas, a campos segados, a cocinas de leña... Es el caso de Unas gotas de aceite, la deliciosa (en más de un sentido) novela autobiográfica de Simonetta Agnello Hornby (Palermo, 1945).



Conocida por novelas como La menulara (Tusquets), traducida a 19 idiomas y galardonada con los premios Forte Village, Alasso Centolibri y Stresa, Agnello Hornby recupera en Unas gotas de aceite a la niña de posguerra que fue, y se planta con su familia y el servicio en Mosè, la finca familiar cerca de Agrigento donde pasaba sus vacaciones con decenas de primos y amigos, embarcados en aventuras como construir cada año un coche de madera y cartón mejor que el anterior, buscar un tesoro bajo los olivos o curiosear un poco en vidas y sentimientos ajenos.



Y siempre, en cada capítulo, una receta asociada a momentos muy concretos del día o de la estancia, como el café con canela y chocolate de Rosalía con el que la mujer del capataz les recibía cada año cuando llegaban. Es tal el protagonismo de olores y sabores en esta novela que al final se ofrece una treintena de las recetas citadas en el libro, según la versión de la hermana de la autora, Chiara. Sí, un libro delicioso.