Alena Collar

Baile del Sol. Tenerife, 2016. 308 páginas, 15€

El lector abrumado por tanta novela que no lo es, por tanta memoria encubierta que apenas disfraza una sobrecogedora falta de imaginación, está de enhorabuena: El retrato de Irene, de la periodista y profesora jubilada de lengua y literatura española Alena Collar (Madrid, 1960) es ficción pura, un relato de una extraordinaria intensidad poética que se paladea lenta, morosamente.



El relato no es de una originalidad pasmosa: de nuevo un nieto, Álvaro, hereda la casa de su abuela Irene y comienza a indagar en los secretos y silencios que acompañaron su infancia y juventud, a través de los cuadernos de Irene, y de los recuerdos de amigas y familiares. Es también la historia de un doble exilio, interior y exterior: el de una mujer desengañada, esa Irene recién casada que se embarca con su marido rumbo a Chile en 1937, y el de esa misma mujer, ya viuda, que vuelve a España con su único nieto, Álvaro, después de la desaparición de su hijo y su nuera tras el golpe de Pinochet.



En medio, la vida lejos de casa y de sí misma, ausente siempre, como si todo hubiese quedado en suspenso por culpa de un mal amor. Y siempre, como refugio último y secreto, un jardín, el jardín de Irene en Madrid y en Chile, ese "recoleto lugar en donde el tiempo se detiene y llegan los ausentes", "el único lugar a salvo".



La nostalgia de la Belleza, la búsqueda de algo, un detalle que "nos aclare o nos desvele" y que borre las sombras, los pesares y los silencios, son otros temas de este emocionante libro.