Cristina López Schlichting
Cada nueva hornada de escritores siente la necesidad de revisitar ciertos episodios de nuestra historia reciente. Es lógico que en estos momentos en que los hijos de la transición son más que cuarentones hayan decidido abordar la revisión de esa etapa y hagan coincidir en las librerías varios títulos que la narran desde ópticas y sensibilidades distintas. En esta línea se inserta la primera novela de Cristina López Schlichting (Madrid, 1965), un interesante ejercicio literario a medio camino entre la crónica de costumbres y la nostalgia, en que la autora analiza -no es difícil adivinar que con un fuerte componente autobiográfico- los últimos estertores de la dictadura franquista.La novela arranca mediados los años 60, cuando España experimentaba importantes transformaciones económicas, sociales y culturales. Todo se nos cuenta, no desde la óptica del historiador, sino a través de la mirada de una niña de pocos años, única chica entre la prole de una familia de clase media madrileña que podría ser cualquiera. La vida de la protagonista discurre entre el deseo por tener una muñeca Nancy, la fascinación que sobre ella ejercen los chicos del barrio y las sorpresas constantes que le depara una vecina extranjera, que actuará como demiurgo en la iniciación de que esta historia trata. Una iniciación que tendrá un fuerte componente social, difícil de imaginar en un país que no fuera la España de aquella época, pero que también se reflejará en la intimidad de la protagonista.
Se trata de una novela con la que podrán identificarse gran parte de los lectores -especialmente aquellos que comparten generación con la autora-, en la que el pintoresquismo se conjuga con la precisión de los detalles, donde los diálogos se aliñan con humor y naturalidad, siempre con los acontecimientos históricos más significativos como telón de fondo y un eficaz ritmo narrativo. En suma, es una historia que debería encontrar muchos y agradecidos lectores.