Elia Barceló. Foto: Instituto Cervantes de Bremen
Una novela que bucea en los secretos del pasado, en las arenas familiares más míseras, requiere gran sentido del tiempo, del ritmo, de la sucesión de acontecimientos. Y equilibrio en la voz. En esa mecánica, en ese don, reside el ‘ángel' del novelista, si hay ese ‘ángel'. El resto (el cuadro temporal, el perfil de personajes y espacios) es mero relleno más o menos necesario. Y Elia Barceló (Elda, 1957) demuestra ser poseedora de esta capacidad en El color del silencio.Lo que en principio pudiera parecer una intriga familiar ambientada entre la época actual, en el franquismo y en el Marruecos hippy de finales de los 60, deviene en una más que correcta novela sobre los demonios familiares, de los que nos avisó ya Tolstoi: "cada familia infeliz es infeliz a su manera". Porque El color del silencio es la confesión de Helena Guerrero, vitalista pintora de "sombras", que a sus sesenta y ocho años y un exilio interior a Australia rememora toda una vida. Toda una vida a partir de los recuerdos que se conservan en "La Mora", la residencia paterna en Rabat donde sufrió el asesinato de su hermana Alicia. Con motivo de un viaje a España y las visitas a su cuñado, enfermo terminal, esa memoria trágica se pone en funcionamiento. A esta resolución un tanto detectivesca del crimen de su hermana, Barceló añade con calzador la figura de su padre, militar en supuesta excedencia y ojos de Franco en Rabat. Cierto es que es ambiciosa Barceló en esa superposición de tramas variadas, de vaivenes temporales, pero cierto es también que del reto sale airosa por ese dominio de la arquitectura que hemos citado antes. Los saltos temporales y los cambios de voz narrativa (la de la protagonista, la de las cartas de su hermana, la de la autora omnisciente...) se equilibran en la mente del lector. Incluso la lectura, por el tono confesional, resulta ligera. Barceló tantea el fondo histórico con varias pinceladas desganadas, y ahí resida quizá una de las debilidades de un libro muy recomendable que presume de tratar "temas perfectamente históricos" y "personajes que realmente existieron".
@JesusNJurado