Patricia Almarcegui

Fórcola. Madrid, 2017. 192 páginas, 19,50 €

Bailarina del Ballet de Roma en su juventud, la novelista y viajera Patricia Almarcegui (Zaragoza, 1969) derrama en La memoria del cuerpo, su segunda novela, el rastro de un sueño: ¿qué hubiera pasado si una casi adolescente zaragozana se hubiese convertido en Primera Bailarina del Teatro Mariinski, tras pasar por la mejor Academia del mundo, la Vagánova de San Petersburgo?



Estructurado en cuatro partes o movimientos -"La llegada", "El triunfo", "El amor" y "El cuerpo"-, el relato retrata las emociones y vivencias de una estrella mundial de la danza ya jubilada, que revisa a orillas del Neva su vida artística y personal. Y lo hace con la delicadeza, con la sutil elegancia con la que su protagonista triunfó en los escenarios, cuando todavía dominaba su cuerpo y era capaz de movimientos y giros imposibles de increíble plasticidad y belleza. Todo, especialmente el triunfo y la pasión, está aquí relacionado. A fin de cuentas, incluso el amor "es una cuestión de mirada. Una ve el mundo a través de sí misma y, si es capaz de amar, a través de su amor." (p. 95). Es esa otra mirada sobre un arte cuya trastienda ignoramos la que se despliega ante el lector en esta estupenda novela tintada de pasión.