Isabel Bono. Foto: Arma Poética

Premio Café Gijón. Siruela. Madrid, 2017. 211 páginas. 16,95 €, Ebook: 9,99 €

Sostenía Ortega y Gasset que "la claridad es la cortesía del filósofo" y renegaba de los científicos que se complacían "en ostentar ante el público los bíceps de su tecnicismo". He recordado estas opiniones leyendo Una casa en Bleturge porque Isabel Bono (Málaga, 1964) parece que pone empeño en lo contrario, en complicar la lectura y dificultar la comprensión directa del texto. Ni uno solo de los personajes tiene nombre propio y se hace imprescindible andar todo el rato identificando a quién corresponden los pronombres ("él", "ella") que los designan. También el espacio resulta de máxima inconcreción. Nada más tenemos vagas referencias a un lugar con playa, paseo marítimo y centro comercial, hasta que muy avanzado el libro hallamos la mención ocasional de Torremolinos. Bleturge, el espacio al que se refiere el título, ostenta un muy difuso carácter simbólico. Además, la materia anecdótica va apareciendo diseminada en un centenar largo de pequeñas y borrosas secuencias (sustitutas de los tradicionales capítulos) que obligan a un ejercicio de atención. En suma, el propósito de originalidad lleva a la autora a desdeñar la nitidez informativa y a exhibir musculatura formal con la finalidad de difuminar la historia que cuenta.



Lo curioso es que este tipo de construcciones narrativas vanguardistas suelen darse en autores para quienes el argumento cuenta muy poco o están mal dotados para concebir una anécdota sólida. No es el caso de Bono, quien solapa un argumento bien fuerte con dichos procedimientos alambicados. Al cabo, encontramos la dura historia familiar de unos padres desavenidos, con un hijo muerto por accidente de muy niño y una hija rebelde a quien el padre odia por responsabilizarle de la tragedia ocurrida al hermano. El padre de la madre, agonizante y al final fallecido, y los conflictos profundos de ésta con su hermana completan un cuadro familiar desolador.



En la dureza de esta estampa reside el interés de la novela. Odio, violencia, vacío interior, infidelidad rutinaria, rencores enquistados, aislamiento, enajenación reactiva, incomprensiones... son piezas de un mosaico penoso, ácida representación de las relaciones humanas. Bono se interna en el pozo de la soledad al perfilar con detalles punzantes una incomunicación radical. Sobre la cual, además, planean oscuras preguntas acerca de la muerte y del destino. Un nihilismo negrísimo resume el mensaje final de la historia. A este caminar hacia la nada solo se ofrece la alternativa de alcanzar Bleturge y anidarse en este territorio alegórico que brinda el consuelo del olvido.



Una casa en Bleturge junta una amarga reflexión existencial y un diagnóstico tremendo de las relaciones familiares en el ámbito de la clase media, sobre la que apunta no pocos detalles corrosivos. Estos motivos revelan una escritura seria, valiente y comprometida. Bono la rodea, sin embargo, de dificultades, al punto de que no compensan las exigencias que requiere llegar al fondo de su libro, por importante que sea.