Vera Giaconi. Foto: Pablo Rey

Anagrama. Barcelona, 2017. 160 páginas. 15'90€. Ebook: 9'99€

A Vera Giaconi (Montevideo, 1974) le gusta escribir cuentos y lo cierto es que lo hace muy bien. Antes de Seres queridos, había participado en una antología que homenajeaba a Clarice Lispector en el 35 aniversario de su muerte y había publicado Carne viva (2011), libro en el que investigaba sobre la mujer y la locura.



En Seres queridos, su segunda colección de relatos, Giaconi aborda el tema, a veces escabroso, de las relaciones familiares, aquellas que establecemos necesariamente con las personas que tenemos más cerca aunque no las hayamos elegido. En esta forma de vínculo late a menudo un no sé qué extraño que deriva de la obligatoriedad y de una fuerza atávica que sitúa las cosas en el ámbito de lo visceral. Parte de ello se revela en la cita de Clarice que antecede al volumen, en la que se habla de la ambigüedad que rodea al amor, a veces cruel y necesario; o de la perversión que encubre nuestro deseo de ser felices.



Una mujer preocupada por su hermana que recientemente ha iniciado una relación amorosa con un ex participante de un reality show; un abuelo angustiado por su nieta en una época en la que los bebés desaparecen sin dejar rastro; un hijo que mira cómo su madre duerme frente al televisor y descubre en ese cuerpo abandonado motivos de aversión; dos hermanos pequeños que juegan, discuten y se pelean, y unos padres que además son pareja y acumulan toda la insidia de la convivencia; dos hermanas de edad avanzada que hacen frente a la situación que provoca la muerte de una tercera; una paciente que descubre que su médico está enfermo y eso cambia su actitud hacia él; una madre que deja a sus hijos a cargo de una mujer, lo que desencadena una historia de terror en torno a esa circunstancia; una mujer mayor que intenta suicidarse, hecho que consigue cambiar la relación que su cuidadora tiene con ella; un padre viudo y una hija adolescente que tratan de reiniciar su convivencia; una pareja que no puede tener hijos y que intenta remediar la situación de forma poco ortodoxa... Estas son las historias que se cuentan en Seres queridos, aunque lo más interesante es el modo que tiene la autora de mostrarlas. Se trata de relatos muy diferentes en su estilo y planteamiento narrativo que obligan a leer cuidadosa y demoradamente, a veces con mayor celo debido a la indeterminación de la intriga. Todos, además, cuentan con un final sorprendente, como es preceptivo en el género, y, cuando es necesario, consiguen crear una atmósfera inquietante que atrapa el interés del lector.



En el libro, Giaconi se revela como una excelente observadora de la realidad, capaz de penetrar el sentido profundo de los hechos cotidianos y de expresar con desenvoltura la complejidad de las relaciones y de los sentimientos humanos, aunque a veces resulten insólitos e inexplicables.