Cristina Peri Rossi. Foto: Lil Castagnet

Bubú, un fornido chimpancé, rompe los barrotes de su jaula en el zoo y enamorado de Elisa, su joven y agraciada compañera, se la lleva. El comisario Fonseca trata de evitar que cunda la alarma en la ciudad con la ayuda de un experto en monos, Suárez. Las situaciones divertidas y los diálogos jocosos con que se inicia Todo lo que no te pude decir producen efecto de farsa regocijante. Es solo un anzuelo de Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941) para introducirnos en una novela seria, bastante densa e incluso dramática.



Dicho arranque no tiene continuidad y los personajes señalados funcionan como simple hilo de una anécdota fracturada. El solitario Fonseca compra compañía mercenaria y pretende convertir en solución duradera el alivio que una prostituta proporciona a su deseo de amor; pero ella lo abandona para entregarse a una pasión total con una mujer. Suárez practica el bestialismo y es víctima de una pulsión erótica incontrolada. Los débiles nexos entre Fonseca y Suárez dan mínima unidad a una narración dispersa, integrada por capítulos un tanto independientes, casi cuentos, deudora de un vanguardismo algo ingenuo.



La afición al modernismo narrativo causa, además, torpezas. Nada justifica embutir un pretencioso recorrido histórico por el mito de Proserpina desde Platón hasta Ariel Dorfman y Polanski, y las páginas acerca de la violencia política durante la dictadura uruguaya -en sí mismas vigorosas- resultan pegadizas. A pesar de estas reservas formales, la novela congrega un valioso núcleo temático. En ella Peri Rossi aborda las misteriosas razones subterráneas del amor, las asimetrías del mundo, en particular la sexual y las diferencias constitutivas de hombres y mujeres, el lesbianismo (con un propósito propagandista no disimulado) o las conflictivas relaciones personales. Conectados entre sí esos asuntos, dan lugar al leitmotiv que refleja el título del libro, el espacio secreto que anida en todos los seres humanos.



La indagación psicológica en el fondo del alma es la propuesta de verdad atractiva de la novela y lo más conseguido de ella. Relato desesperanzado y triste, da una imagen eficaz de las limitaciones y angustias que afligen a nuestra especie. Peri Rossi hace un retrato sentido y convincente de la inútil aspiración al paraíso y la felicidad. La expone sin retórica verbal ni imaginativa (salvo por su manía culturalista tan inconveniente). Una fibra cálida de la novela, con bastantes momentos de intensidad emocionante, hace recomendable una lectura en la que el relato de unas peripecias interesantes recrea con viveza el conflicto de la incomunicación y la soledad.