Anita Brookner
"A sus cuarenta años, la doctora Weiss comprendió que la literatura le había destrozado la vida". Así empieza esta novela de Anita Brookner (Londres, 1928- 2016) y ya tenemos la atmósfera inaugural de casi todas las historias de la escritora inglesa. Con una ironía subterránea e infatigable, pese a que fue considerada la novelista de las mujeres desoladas, Brookner nos envuelve en el clima psicológico de heroínas descolocadas, absurdamente meticulosas, de sensualidad moderada, en plena crisis y esperando, sin esperanza, algún tipo de cambio en sus vidas. En las primeras líneas de Hotel du lac, con la que ganó el premio Booker en 1984, por encima de Malcolm Bradbury y Julian Barnes, la protagonista, escondida en un hotel sosegado de Suiza, es presentada con este aire melancólico : "Edith Hope, escritora de novelas románticas bajo un seudónimo más impulsivo, permanecía en pie junto a la ventana..."Un debut en la vida, publicada en 1981, fue la primera novela de la doctora Brookner, que por entonces ya tenía cincuenta y tres años, era una prestigiosa crítica de arte y había sido la primera mujer en obtener la cátedra Slade de Bellas Artes en Cambridge. Curiosamente, tal vez la mejor novela de Anita Brookner no se había traducido hasta ahora en España, pese a que Tusquets publicó varias de sus obras en los años noventa, con un público fiel.
Esta recuperación de Libros del Asteroide incluye como prólogo el artículo que Julian Barnes publicó en The Guardian, tras el fallecimiento de la escritora. Barnes y ella fueron amigos y la describe como excéntrica, alejada del gratin literario, muy inteligente, pero en absoluto como una solterona vulnerable. Viene a decir que sus novelas eran Anita Brookner en estado puro. "Su voz se reconocía desde la primera frase", escribió.
Ruth Weiss, la protagonista de Un debut en la vida, especializada en los personajes femeninos de Balzac e incapacitada para moverse en el mundo real, trata de escapar de una madre histérica, actriz en retirada, de un padre librero y débil, y de una sirvienta desastrosa que poco a poco va tomando las riendas del caótico hogar. La parálisis de las protagonistas de Brookner es engañosa, porque los pasos adelante de estas mujeres inteligentes y analíticas, encierran una serie de transformaciones, al tiempo que descubren las mezquindades y estratagemas vitales de los personajes con quienes se cruzan. Brookner es experta en observar a conciencia los minúsculos gestos que separan la sinceridad de la teatralidad manipuladora. El tema de fondo de esta novela es si la virtud sirve para triunfar en la vida, o si no serán el oportunismo y la manipulación, como plantea Balzac, las estrategias para conquistar el mundo. La heroína de Un debut en la vida pasará una temporada en París, tratando de esclarecer ese dilema, presente en muchas de las novelas de Anita Brookner. Aquí compone un personaje que tiene mucho que ver con ella misma en su juventud. Hija de judíos de orígen polaco, con una madre cantante de opera retirada y un padre rico, pero sin adaptarse a Inglaterra, se educó inmersa en sus estudios de historia del Arte y viajó a París para especializarse en el pintor francés Jean Baptiste Greuze.
Así, la protagonista de esta novela experimenta una serie de trastornos, que hacen evolucionar la historia hacia pequeños vértigos perturbadores. Pocas escritoras de las últimas décadas del siglo XX han observado a las mujeres con tanta minuciosidad y sin autoengaños. Pero no condena las estrategias sociales con sus habitantes arribistas y astutos, de uno y otro sexo. La tragedia, si la hay, de las mujeres de Brookner es que se niegan a aceptar sus descubrimientos de un mundo tramposo que excluye a los inocentes. Son críticas, reflexivas y se mantendrán un poco al margen de la comunidad de la que se autoexcluyen. Al menos, al final de sus andanzas, las heroínas no salen desintegradas; serán mucho más sabias y en cierto modo, algo más prácticas y consistentes.