Pilar Tena

Tres Hermanas. Madrid, 2018. 248 páginas, 16 €

Conocida gestora cultural -fue subdirectora del Real Instituto Elcano, coordinó el Centenario de García Lorca, dirigió la Fundación Spain'92 en Nueva York, y en la actualidad es la responsable del Instituto Cervantes de Utrecht-, Pilar Tena (Madrid, 1955) debutó como narradora en 2014 con los relatos de Contratiempos. Después vendría La embajadora (2016), novela sobre los amores imposibles de Diego, un aventurero español, y Malah, hija de un marajá indio. Ahora vuelve a cambiar de tercio narrativo con un relato que nace de su infancia en Irlanda. Quizá ahí, en su cuidada ambientación, en esas páginas que retratan con nostalgia un Dublín perdido que huele a humo dulce y a turba ardiendo en la chimenea, a fish and chips y al humazo de los guateques poperos, esté lo mejor de Luciana.



A partir de la desesperada búsqueda de una niña dada en adopción en los años 60 por la asistenta española que da nombre a la novela, la autora retrata cómo se desmorona una familia por la frivolidad de la madre y las infidelidades del padre, Ignacio Lago, un profesor español del legendario Trinity College "demasiado joven, demasiado guapo y demasiado interesante".



Entretenida y convencional, Luciana rehúye de lo truculento al tratar las violaciones que sufre la asistenta en su primer trabajo, su embarazo y la adopción de su hija, para acabar resultando una reflexión sobre el amor, el abandono y la lealtad con inevitable final feliz.