Manuel Mandianes

Unomasuno. Madrid, 2018. 110 páginas, 10 €

Afirma Luis Alberto de Cuenca en el prólogo a este libro que si Manuel Mandianes (Loureses, Orense, 1942) no existiese "habría que inventarlo" porque es "una persona de las que últimente andan escaseando". Y lo es (raro, en peligro de extinción) por sabio, bueno y honesto. Antropólogo, etnógrafo, sociólogo y sacerdote, Mandianes, que había demostrado su rigor y perspicacia en ensayos como El valle de Josafat, un fresco de la España actual, Peregrino a Santiago y El fútbol (no) es así, debuta como narrador en castellano con En blanco, una suerte de relato autobiográfico apenas disfrazado. Su protagonista, un joven misionero gallego, acaba, tras una travesía agitada en barco, en mitad de la selva colombiana, donde deberá reinventarse al descubrir que el seminario le había llenado "de conceptos, de palabras, de principios [...] olvidando las verdades concretas" (pág. 21).



Mandianes sabe recrear con buen pulso un paisaje humano abrumador, ya que, en medio de la nada, el joven sacerdote ayuda a un puñado de campesinos desconfiados que sufren abusos sistemáticos del ejército y de la guerrilla. Lo mejor, con todo, es la inteligencia y bondad que derrocha en cada página, lo cuidado del relato, y su soterrado sentido del humor, como cuando conforta a un campesino al que le gusta "comer puerca", sin saber que lo que está confesando es algo más que un pecado gastronómico.