Martín Sivak . Foto: Ale López

Seix Barral. Barcelona, 2018. 313 páginas. 19 €. Ebook 8,54 €

El 5 de diciembre de 1990 el empresario Jorge Sivak llegó a la casa de su padre, le pidió a la empleada doméstica que no le molestara, llamó a su domicilio y preguntó por sus hijos -Gabito y Martín- pero no se encontraban allí. Hecho esto, entró en la habitación de su hermano Horacio y cerró la puerta por dentro. Breves minutos después, se asomó a la ventana y saltó al vacío ante el asombro de un grupo de albañiles que trabajaba en la construcción del hotel Hyatt y que trató, en vano, de disuadirlo. Era el presidente del Banco Central de Argentina, que ese mismo día formalizaba una quiebra que llevaba meses fraguándose. Martín Sivak (Buenos Aires, 1975), el hijo mayor del suicida, tenía entonces quince años y El salto de papá, compuesto a lo largo de varios años de duelo dilatado, cuenta esa trágica historia. Con su escritura, Martín trata de esclarecer las causas que llevaron a su padre a quitarse la vida y, sobre todo, busca explicarse un suceso que lo conmovió desde la raíz y que ha condicionado su vida aunque no la ha paralizado. Prueba de ello es su propia familia, la magnífica relación que mantiene con Gabito y su exitosa vida profesional.



Casi al final, el autor se refiere al género de su texto: "nunca se me ocurrió que este libro podía ser una novela porque no podría crear, imaginar, inventar, ficcionalizar. No quería, tampoco, cambiar nombres o mentir"; toda una declaración de intenciones y una buena presentación para el lector. Aunque la primera parte es la que recoge sus recuerdos personales sobre el padre, Sivak inicia el relato con un tono objetivo que quizá se deba a un exceso de pudor ante una escritura que preveía demasiado íntima. Será en la segunda, elaborada con testimonios de quienes no tenían una filiación familiar con su padre, donde mejor se transparenta la afectividad. El relato resulta conmovedor en muchos pasajes porque describe el amor filial y la admiración hacia un hombre bueno y generoso, aunque no exento de contradicciones. Especialmente emotivo es un largo comentario final de Gabito sobre el carisma del padre, su empatía, su esplendidez "auténtica y hasta ingenua", su coraje y su tenacidad en la búsqueda de su hermano Osvaldo, que fue secuestrado y que apareció muerto años después, suceso que, al hacerle sentir culpable, seguramente fue la causa de cierto desequilibrio en su carácter. Resulta conmovedor en sí y porque Gabito, frente a la prudencia que refleja Martín en su relato, se atreve a afirmar que la peor debilidad de Jorge fue no haber roto con su propio padre para iniciar un camino personal, sin el influjo devastador del abuelo.



Al fondo de la turbadora y absorbente narración, Martín Sivak deja traslucir la historia reciente de Argentina, por lo que su relato es un claro ejemplo de intrahistoria. También al fondo se vislumbra una nutrida literatura testimonial sobre las relaciones paterno-filiales encabezada por Kafka. En este libro catártico, Martín Sivak lanza preguntas dolorosas pero también da respuestas esperanzadoras. La mejor de todas, como dice Claudia Piñeiro en el Prólogo, es el propio libro, un relato conmovedor, lleno de vida y verdad.