Ediciones del Viento. La Coruña, 2018. 160 páginas. 17 €

Profesor de lenguas clásicas, poeta, novelista y editor, Román Piña (Palma de Mallorca, 1966) ha evolucionado como narrador desde la prosa poética y la experimentación de Las ingles celestes (1998) y el humor desaforado de Stradivarius rex (2009) hasta el escepticismo irónico y costumbrista de El arqueólogo, su última novela. La trama es sencilla: un anciano profesor napolitano, Claudio Bersani, considerado el arqueólogo más prestigioso de Sicilia, pasa sus días entre la universidad y su villa en el campo, un antiguo algibe en el que conserva recuerdos de un pasado quizá más aventurero de lo que su familia podría llegar a sospechar. Vanidoso, excéntrico, fabulador y ligón, Bersani esquiva intrigas universitarias, desengaños, confesiones inesperadas y encuentros (y desencuentros) familiares.



Sin grandes alardes de estilo pero con un innegable dominio del ritmo narrativo, El arqueólogo retrata un mundo que se desvanece al tiempo que reivindica los saberes clásicos en una sociedad desbordada por el vértigo de la novedad. También es una defensa del poder transformador de la ficción a pesar incluso del protagonista, que la considerará un simple divertimento hasta que un inesperado giro lo cambia todo. Las alusiones a la mafia, a la especulación inmobiliaria, la inmigración ilegal o el abandono de los ancianos acentúan la actualidad de un relato ameno, a ratos sorprendente.