'Este es el núcleo', de Leonardo Cano: una fábula visionaria sobre la vida en el metaverso
- El autor dibuja en su novela un futuro imaginado donde los humanos viven en una realidad distinta de la empírica y no necesariamente terrible.
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Los vertiginosos cambios tecnológicos de nuestro tiempo están promoviendo la escritura de relatos de ciencia ficción y de distopías atemorizadoras. Leonardo Cano (Murcia, 1977) sitúa el argumento de Este es el núcleo en un territorio espectral que conjuga la pura fantasía científica basada en los avances actuales y un futuro imaginado donde los humanos viven en una realidad desconocida, distinta de la empírica y no necesariamente terrible.
Tan a fondo se lanza en esta aventura que su novela puede tenerse como la que más lejos ha llegado, que yo conozca, en la implicación de la vida humana en la realidad virtual y la inteligencia artificial. Este es el núcleo, galardonada con el Premio Ciudad de Barbastro de Novela, está consagrada entera al metaverso, pero como si este concepto todavía vago fuera ya una verdad tangible y presidiera la realidad cotidiana de nuestra especie.
Que el metaverso es verdad y no una conjetura lo sustenta Cano con los ocurrentes sucedáneos que menciona (metacafé, metapescado o metacarne) y con alimentos elaborados en impresora que ingieren los personajes (un insípido bocadillo de jamón, un zumo bioético o percebes “miméticos” de alga nori, gelatina e hinojo).
Dicho futuro cierto y desazonador no está nada lejano según la novela porque la acción se emplaza alrededor de un cercano 2052 y no en remotos milenios. La proximidad de ese porvenir incuestionado constituye la más sugestiva, a la vez que inquietante, propuesta del libro. La trama argumental, bastante clara aunque algo rebuscada y de innecesaria artificiosidad formal, se ocupa de ilustrar cómo se ha llegado a esa situación venidera.
Pablo, un científico que ha creado un algoritmo trascendental del que él mismo será su primer beneficiario, espera en una clínica a ser trasladado al metaverso, donde su mente pervivirá para siempre con el frescor palpitante de sus recuerdos. Por ello se ha dedicado a una afanosa recopilación de vivencias y emociones pasadas, acuciado por la fecha del experimento. De este modo, el relato ensambla el momento decisivo del gran viaje y la trayectoria de Pablo.
Se trata en realidad de una novela familiar bien curiosa porque, en contraste con una narración rebosante de parafernalia terminológica de tipo técnico, ofrece un relato convencional de corte no poco costumbrista. Tras la historia de un ligue a la antigua, tenemos un clamoroso fracaso matrimonial, el de una mujer insatisfecha e infiel que abandona al marido porque él se despreocupa completamente de la casa y no atiende a la hija, motivo esta de un gran trauma culposo de Pablo.
Esta novela es la que más lejos ha llegado en la implicación de la vida humana en la realidad virtual y la inteligencia artificial
Los recuerdos y el presente de Pablo funcionan como una malla donde un repertorio de cuestiones queda aprisionado. Entre ellas, el antiguo heteropatriarcado, sustituido por una sociedad dominada por las mujeres que origina la rebeldía de los hombres, “proscritos”; la crisis de la familia, tan presente en nuestra última narrativa; el amor, entre la exaltación romántica y el mecánico “disparo neuronal” o el sexo supeditado a un algoritmo. Y, envolviendo todo ello, la gran incógnita de la vida eterna, planteada con alcance filosófico.
Un triple acierto tiene Leonardo Cano en su fábula visionaria. Uno, sugerir con viveza la múltiple problemática que rodea a la actual efervescencia tecnológica. Otro, dejar abierta la respuesta a las cuestiones sociales, morales y religiosas que convoca. Y tercero, un intenso trasfondo emocional. La limitación está en que, en conjunto, la historia le deja a uno un tanto frío y no consigue inquietar todo lo deseable.