Este viernes 17 de marzo se celebra en España el primer Día del Cómic y del Tebeo (dos términos para designar lo mismo, en realidad), impulsado por el Ministerio de Cultura y Deporte junto al sector. Además de las actividades programadas en todo el país en librerías, bibliotecas y espacios culturales para celebrar esta nueva jornada institucional, no se nos ocurre mejor manera de celebrarlo que con la recomendación de tres estupendos cómics de autores españoles publicados recientemente.
De inspiración lorquiana y magicorrealista es la deslumbrante segunda obra larga de la ilustradora María Medem, Por culpa de una flor. Su protagonista es una chica que vive sola en un pueblo abandonado rodeado de un paisaje yermo, al cuidado de una extraña flor.
La trama relata su viaje en busca de un método para lograr que la flor de sus desvelos perdure, pero lo más importante en sus más de 300 páginas no son las peripecias sino la atmósfera, las sensaciones y la poesía oculta en lo cotidiano. Es una novela gráfica que se huele, se saborea y se palpa, donde la melancolía, la nostalgia y la desolación abren paso a la esperanza, todo bañado por una explosión de color sin complejos.
El trabajo de Medem también puede verse actualmente en la exposición Constelación gráfica del CCCB, junto al de otras mujeres que, como ella, están ensanchando los límites del noveno arte.
Y de una autora que podría ganar el Premio Nacional del Cómic pasamos a dos historietistas que ya lo tienen. Alfonso Zapico remata su tetralogía La balada del norte, dedicada a la Revolución de Asturias de 1934 y protagonizada por personajes de ficción cuyas vivencias sirven de hilo conductor para narrar unos acontecimientos cruciales en la historia de España, a la manera de los Episodios nacionales de Galdós.
[Asturias, 1934: viñetas desde la mina]
El dibujante y guionista asturiano narra en esta última entrega la etapa final de la rebelión iniciada por sus paisanos mineros hace casi un siglo, y que supuso el preámbulo de la Guerra Civil de 1936. Tras el fracaso de la revolución, algunos rebeldes permanecen escondidos en las montañas, como el carismático líder minero Apolonio y Tristán, el hijo del marqués dueño de la compañía minera, que abandonó sus privilegios y su vida bohemia para unirse a la lucha obrera. Zapico relata la historia igual que la dibuja: en una variada escala de grises, lejos de maniqueísmos.
Bartolomé Seguí es el más veterano de los tres autores seleccionados. Ganador del Premio Nacional en 2009, recupera en Boomers a Ernesto, Lola, Rita, Héctor y César, personajes que nacieron en los ochenta en las páginas de la revista El Víbora. Al igual que su creador, todos ellos rondan ahora los sesenta años, y forman parte de una generación que se siente perdida entre el desconcierto del presente y la incertidumbre del mañana.
En sus sobremesas, estos “apátridas temporales” —todo un hallazgo terminológico del autor— se quejan de males contemporáneos como la polarización política, la relativización de la verdad o la turistificación de las ciudades, a la vez que ponen en común sus inquietudes ante la nueva etapa que comienza en sus vidas. Franco Battiato, Jethro Tull, Van Morrison y Bob Dylan ponen banda sonora a las tribulaciones de Ernesto, el protagonista. Lo que le preocupa “no es el miedo al final”, sino “el vértigo a dejar pasar estos años que nos quedan sin exprimirlos”.