Desde hace unos veinte años, el cómic como forma creativa parece centrar su atención en propuestas personales nacidas en muchos casos de la experiencia vital de los propios autores. Las obras más señaladas y comentadas en los últimos tiempos pertenecen sin duda a este selecto grupo. Sin embargo, apelando a una tradición no escrita que arranca hace casi ciento cincuenta años y se confirma en el pasado siglo XX, hay temas vinculados por tradición al lenguaje secuencial como la historia de aventuras, el viaje espacial, el humor gamberro, el relato erótico, la épica del combatiente, el terror gótico o las andanzas de colegas. A este último estilo pertenece Easy Breezy, la última propuesta de la autora china Yi Yang.
El desarrollo del relato nace de una decisión narrativa: juntar a un delincuente juvenil con un fortachón dócil y sumar a la pareja un chaval empollón con el que empiezan a sucederse acontecimientos inesperados. La trama arrancan con un par de bravuconadas y el robo de una furgoneta que inesperadamente se entrecruza con un secuestro. Vértigo y gresca, barullo y camaradería entran en una coctelera fuertemente agitada que no deja hueco al suspiro entre viñetas con gran fuerza visual y trazos cinéticos. Conversaciones telegráficas aceleran el paso de las páginas mientras los protagonistas escapan como pueden de su perseguidor. Los desacuerdos continuos enmarcados en una camaradería teenager permite a Yi Yang definir los personajes con precisión y dotarles de tal contundencia que llegan a conquistar páginas enteras con su sola presencia y por extensión al lector.
No busque segundas interpretaciones o mensajes entrelíneas, Easy Breezy es entretenimiento en estado puro que honra a su titulo: muy fácil. Una alternativa recomendable para intercalar con lecturas más sesudas.