![Los historietistas Bea Lema y Max, ganadores del Premio Nacional del Cómic en 2024 y 2007, respectivamente. Fotos: Alberto Vázquez/F. D. Quijano](https://s1.elespanol.com/2025/01/28/el-cultural/letras/novela/novela_grafica/919918577_252665166_1024x576.jpg)
Los historietistas Bea Lema y Max, ganadores del Premio Nacional del Cómic en 2024 y 2007, respectivamente. Fotos: Alberto Vázquez/F. D. Quijano
Bea Lema y Max, premios nacionales del cómic: "Ceder obras a la IA sin el control de los autores es un saqueo"
Los dos historietistas forman parte del centenar de creadores españoles que protagonizan desde hoy el Festival de Angulema, el más importante de Europa.
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Max (Barcelona, 1956) y Bea Lema (A Coruña, 1985) son el primero y la última, respectivamente, de los autores que han ganado el Premio Nacional del Cómic que concede el Ministerio de Cultura desde su instauración en 2007. El veterano historietista lo recibió por las andanzas de Bardín el Superrealista (La Cúpula), a caballo entre lo cotidiano, lo metafísico y lo fantástico. 18 años después, ella lo obtuvo con El Cuerpo de Cristo (Astiberri), donde combina el dibujo con el bordado para narrar una historia autobiográfica de trastornos mentales en el ámbito familiar.
Ambos forman parte también del centenar de historietistas españoles que se lanzarán el 29 de enero a la conquista de Angulema, la meca del cómic europeo. Su prestigioso y longevo Festival International de la Bande Dessinée ha puesto este año el foco en nuestro país para celebrar un momento de desbordante creatividad que se ve ensombrecido, sin embargo, por la precariedad endémica del sector y por la amenaza de la inteligencia artificial generativa, cuyo expolio de derechos de autor podría verse amparado legalmente por un polémico decreto ley en fase de desarrollo. De todo ello hablamos con estos dos autores.
Pregunta. ¿Qué relación tienen con Angulema y qué importancia tiene para ustedes acudir al festival?
Bea Lema. En 2022 estuve seis meses en la Maison des Auteurs de Angulema realizando mi cómic El Cuerpo de Cristo, gracias a una beca de Acción Cultural Española. Volver allí es reencontrarme con la gente que conocí entonces y con la editorial francesa con la que trabajo. De hecho, el cómic lo publiqué primero en Francia. Me estimula mucho ir al festival por ver todo lo que se publica allí, que es mucho y muy variado, y el punto de encuentro que supone.
Max. He ido infinidad de veces al festival, casi todos los años desde principios de los 80, aunque desde la pandemia no he vuelto. Lo que tiene Angulema es la oportunidad de conectar con colegas, editores y agentes, ver lo que se está haciendo en otras partes y hacerse una idea de cómo funciona este mundo a nivel de negocio. Eso te da una perspectiva muy interesante para orientar mejor tu trabajo.
![Viñetas de 'Hechos, dichos, ocurrencias y andanzas de Bardín el Superrealista', de Max (La Cúpula, 2006, 2014)](https://s1.elespanol.com/2025/01/28/actualidad/919918594_252665814_1706x1601.jpg)
Viñetas de 'Hechos, dichos, ocurrencias y andanzas de Bardín el Superrealista', de Max (La Cúpula, 2006, 2014)
La gran familia indie
P. ¿Cómo ha amplificado el festival la repercusión de sus obras?
B. L. En mi caso, aunque mi experiencia es corta, el festival me sirvió para tener contacto con los que son ahora mis editores y otros que estaban interesados. Y cuando estuve en la Maison pude hablar con otros autores de muchos países acerca de derechos de autor y cómo negociar un contrato. En ese sentido, Angulema es un lugar idóneo.
M. Para mí el festival fue importantísimo en los años 90, cuando aquí las revistas desaparecieron de los quioscos y nos quedamos todos sin trabajo. Mientras, en el ámbito internacional estaba surgiendo la corriente del cómic independiente y existía una especie de solidaridad generacional entre autores y pequeños editores. Gracias a Angulema pude integrarme en esa gran familia internacional y ver mis libros publicados en varios países.
P. ¿Creen que el mercado del cómic español llegará a parecerse algún día al francobelga o es soñar demasiado?
M. [Ríe].
B. L. El caso francobelga es una excepción en el mundo. Envidio su número de lectores y lectoras de cómic y el valor que se da a los artistas en la sociedad francesa. Eso hace que haya más ayudas y apoyos institucionales. Aquí ese reconocimiento no llega hasta que no recibes un premio importante. A mí me siguen preguntando con asombro: “Pero ¿realmente vives de esto?”.
![Página bordada de 'El Cuerpo de Cristo', de Bea Lema (Astiberri, 2024)](https://s1.elespanol.com/2025/01/28/actualidad/919918606_252666116_1706x2336.jpg)
Página bordada de 'El Cuerpo de Cristo', de Bea Lema (Astiberri, 2024)
P. ¿Cómo impulsó el Premio Nacional del Cómic sus carreras?
M. Fue un espaldarazo muy potente a mi trabajo y me dio mucha proyección más allá de los límites del cómic. Me empezaron a surgir trabajos en la frontera con otras artes que me dieron mucha vidilla, porque el mundo del cómic era muy estrechito entonces, tenía unos márgenes muy delimitados y costaba mucho sacar la cabeza de allí. A partir del premio me empezaron a llegar encargos del Museo del Prado, de la Casa del Lector… Mundos que eran limítrofes con el cómic y en los que yo acabé sintiéndome muy a gusto.
B. L. Yo aún estoy viviendo las consecuencias del premio. He ganado mucha visibilidad y eso ha aumentado las ventas. El libro ha pasado a estar en todas las bibliotecas públicas del país, me llegan un montón de invitaciones para dar charlas y, como dice Max, recibo encargos de cartelismo de instituciones que valoran mi trabajo y lo pagan mejor.
![Viñetas de 'Qué', de Max (Salamandra Graphic, 2023)](https://s1.elespanol.com/2023/05/05/actualidad/761434762_232935247_1024x576.jpg)
Viñetas de 'Qué', de Max (Salamandra Graphic, 2023)
P. Además de conceder el Premio Nacional y financiar el despliegue del cómic español en Angulema, el Ministerio de Cultura ha instaurado recientemente el Día del Cómic y del Tebeo y la Dirección General del Libro ahora lleva el cómic también en el nombre. ¿Cómo ven este aumento del apoyo institucional?
M. Es estupendo, y aún tienen que hacer más hincapié en una cosa: becas, becas y becas para los autores, ayudas específicas para el cómic.
B. L. Estoy de acuerdo con eso, porque tener un proyecto de cómic y vivir de la venta de derechos durante todo el proceso de creación de la obra es muy complejo. También son muy importantes las iniciativas para fomentar la lectura desde la infancia.
El auge de las autoras
P. ¿Cómo ha evolucionado el sector del cómic en España en esos 18 años desde el premio de Max al de Bea Lema?
Max: "El cambio más importante ha sido la incorporación de las autoras. Han aportado una visión nueva"
M. El cambio más importante ha sido la incorporación de las mujeres autoras. Y no lo digo solo por un tema de paridad de género, es que han aportado una visión nueva, seguramente porque no les pesa la tradición que nos ha pesado siempre a los tíos, que de pequeños hemos leído de todo. Nos pesan Moebius, Crumb, Hergé, los superhéroes… En cambio, las mujeres han llegado con una visión desprejuiciada y muy sincera, contando las historias que necesitaban contar, y todo eso ha dado un vuelco al panorama del cómic, que era –digámoslo ya– reiterativo, aburrido, siempre atornillando los mismos temas. Además creo que eso es lo que ha conseguido aumentar el número de lectores y lectoras ocasionales de cómic.
B. L. Nunca lo había pensado, pero puede ser que haya algo de eso. Yo, por ejemplo, empecé a leer cómics casi a los 30 años porque quería hacer uno, y lo hice desde la libertad de quien no sabe o no tiene ese bagaje.
![Página de 'El Cuerpo de Cristo', de Bea Lema (Astiberri, 2024)](https://s1.elespanol.com/2025/01/28/actualidad/919918612_252666307_1706x2369.jpg)
Página de 'El Cuerpo de Cristo', de Bea Lema (Astiberri, 2024)
P. El cómic ha ganado además mucho prestigio cultural. Cada vez tiene más presencia en museos y en la prensa generalista. ¿A qué se debe?
M. El cómic se lo ha ganado a pulso, demostrando que éramos capaces de escribir y dibujar historias interesantes y con profundidad. Parece que ahora estamos en igualdad de condiciones con las otras artes, aunque a veces solo lo parece. Pero no me voy a quejar, porque cuando uno se mete en otros campos se da cuenta de que la precariedad es la misma en otros mundos con más glamour que el nuestro.
Precariedad y exceso de oferta
P. Esa precariedad, de sobra conocida, ahora tiene cifras gracias al Libro Blanco del Cómic en España. ¿Cómo paliarla?
Bea Lema: "La situación te obliga a poner los huevos en diferentes cestas para poder salir adelante"
M. Esto lleva siendo así desde que desaparecieron las revistas, a finales de los 80. Y no se debe tanto a la falta de lectores, que también, sino a un exceso de oferta [4.600 títulos anuales según el Libro Blanco]. Se publica demasiado y el pastel, que es pequeño, se tiene que repartir en trozos mileuristas. No veo solución a eso, porque hay mucha gente haciendo cómics y todos tienen derecho a ser publicados, pero las tiradas son pequeñas y los editores no siempre apuestan fuerte por sus productos. El único remedio es el de siempre: publicar fuera de España. Y, si no, buscar trabajos alternativos. Yo he pasado la mayor parte de mi vida profesional trabajando como ilustrador.
B. L. En mi caso es igual: publicar fuera, hacer cartelismo y dar talleres. La situación te obliga a poner los huevos en diferentes cestas para poder salir adelante.
P. Esa precariedad podría verse agravada por la inteligencia artificial generativa. David Rubín, uno de los autores españoles más destacados, rechazó ir a Angulema como parte de la delegación española en protesta por el proyecto de Real Decreto del Ministerio de Cultura que abriría la puerta a la concesión de licencias colectivas ampliadas para la explotación masiva de obras protegidas por derechos de propiedad intelectual. ¿Qué opinan?
B. L. Ese borrador propone que las gestoras de derechos de autor puedan ceder los derechos sin que los autores tengan control sobre ello. Me parece una barbaridad y creo que ese no es el camino.
M. En el plano personal, me preocupa relativamente. Yo no tendré que enfrentarme a los retos de la IA porque ya he hecho mi trabajo, pero me parece un saqueo considerable. No me gusta el decreto del ministerio y formo parte de una asociación de ilustradores, FADIP, que está batallando contra esto junto a otros colectivos. Yo prefiero ir a Angulema y tener la oportunidad de decirle esto a la cara al ministro o a quien vaya en representación del Gobierno.