Música de otros. Traducciones y paráfrasis
Juan Ramón Jiménez
1 marzo, 2007 01:00JRJ no fue traductor de oficio, sino que para llevar a cabo esa tarea de reescritura debía haberse producido una vivencia íntima del original, una sintonía de acordes, de manera que el recorrido por los textos que tradujo traza de ese modo indirecto las líneas, o algunas de ellas, de su propia poética. Con todo, no llevó esta actitud hasta sus últimas consecuencias, como sí lo hizo, por ejemplo, su contemporáneo Ezra Pound -del cual, por cierto, trasladó un fragmento, aunque para denunciar su bizantinismo-, quien incluyó algunas de sus traducciones en sus propios libros sin advertencia de ningún tipo.
Por otra parte, como traductor no pecó de ingenuo, pues fue consciente de la imposibilidad de tal tarea: "Creo imposible conservar la expresión exacta, el ritmo exacto, la rima equivalente, la emoción" -y tenía razón-, pero creía, sin embargo, en la posibilidad de reproducir el "acento", término mal definido, pese a que "viene a ser algo como una música interior, personalísima, que el verdadero poeta comunica en su verso", según sus propias palabras. Como consecuencia de esa posición teórica, en no pocos de estos trabajos, JRJ prefirió prescindir de la rima e incluso de la versificación de los originales utilizando la prosa, y ello ya en traducciones fechadas en los primeros años del siglo XX.
Aunque lo intentó con otras, la única lengua extranjera que manejaba era el francés, por lo que las versiones de textos en otras lenguas provienen de traducciones francesas o de la intervención de colaboradores -para el inglés, lo fue Zenobia. Libro imprescindible para todos los interesados en la labor del mayor poeta español del siglo pasado y para cualquiera.