Philip Meridian. Foto: Mercedes Socías

Sloper. Mallorca, 2011. 96 páginas + CD, 16 euros



El personaje que aquí toma la palabra se presenta en los versos iniciales desnudo, sin señas que lo identifiquen -"no poseo rasgos ni acento" deja dicho entre otras carencias-, de manera que todo el conjunto adquiere el estatuto de un recorrido a través del cual ese ser sin ser pugna por construirse a sí mismo, por dotarse de una esencia o una imagen en la que reconocerse. Se trata, pues, de una especie de viaje iniciático a la vez que de un proceso de exploración por la propia memoria -"el tiempo me trae plumas y ecos"-, de reconocimiento, de afirmación en el desconocido que uno mismo es para sí.



A esta estructura hay que añadir dos notas fundamentales. Una es que el discurso está dirigido casi sistemáticamente a un tú femenino, un tú con quien se dan encuentros amorosos en los que el personaje continúa su búsqueda como si el encuentro con el otro fuera a desembocar en el hallazgo del yo. La segunda es que esa construcción identitaria tras la que se avanza resulta ser la escritura misma, "Soy las palabras", claro que tratándose de un discurso poético todo está dicho de un modo donde lo explícito y lo insinuado y lo figural están necesariamente imbricados y, por tanto, dista el resultado de mostrarse evidente.



Todas las peripecias de este peregrinaje parece que conducen al éxito final: "Me levanto de entre los muertos" o "conecto con otro reino / dentro de ti" apuntan hacia esto y, sin embargo, no hay llegada a una meta sino un nacimiento por el cual todo recomienza: "debo comenzar cada acto desde cero", se regresa a la desnudez, si bien el periplo ha dejado sus huellas: "llevo los residuos de muchos rostros en mi rostro".



Philip Meridian (Barcelona, 1960) es autor con el nombre de Felipe Hernández de una serie de novelas como Naturaleza, Edén o Dunas, que se reinventa ahora a sí mismo como poeta, aunque publicó un libro anterior, nada menos que en 1981; y no puede quedar sin decir que es también músico y de hecho Un corazón de noche da nombre tanto al libro de poesía como al CD en el que la recitación se une a composiciones propias. Este libro merece sin duda alguna ser leído, pues se da en él una singularidad de escritura poco común.