Ángel Guinda. Foto: José Miguel Marco

Olifante, 2011. 92 pp., 10 e.



El anudamiento de vida y muerte es, claro que entre otros asuntos, uno de los temas característicos de la ya extensa obra poética de Ángel Guinda (Zaragoza, 1948) y no falta en este nuevo libro como tampoco la tendencia al aforismo, ya sea inscribiéndolos en los poemas, algunos de los cuales eran denominados por Guinda "afolirismos", ya dando lugar a todo un libro como es el caso de Breviario (1993).



Los textos de Espectral pueden ser leídos como poemas en prosa -y desde luego que con una fuerte tendencia a la metrificación, de manera que las secuencias de 11 y 7 sílabas, sobre todo, se suceden, dotando de ritmo versicular a la prosa- o como fragmentos, esa forma que introdujeron los románticos alemanes y que ha quedado como un signo de la modernidad y que sirve de receptáculo para cualquier tipo de tema. Aquí, a los ya señalados hay que agregar la reflexión sobre el hecho mismo de escribir. Como sucede en el conjunto de la obra del poeta, no falta la inclusión de lo autobiográfico, aunque en general no pasa de ser un leve apunte .



Además de lo rítmico del discurso, ya apuntado, el uso reiterado de símbolos, como la luz o el fuego, entre otros, y también numerosas imágenes otorgan a estos textos una intensidad que ha de calificarse de poética. Cooperan a ello otras marcas de Ángel Guinda, como son la paradoja, la contradicción y los juegos -siempre algo más que simples juegos- con los significantes. Todo ello da en una escritura vigorosa que hace que al cerrar Espectral el deseo del lector sea el de reiniciar de inmediato la lectura.