Ainhoa Sáenz De Zaitegui
La poesía como espacio. Nadie rotura este suelo como Toni Montesinos: La ciudad gris tiene color de melancolía. Al adentrarnos en ella, nuestra imaginación se vuelve tormenta. Montesinos es como los antiguos poetas: se enamora de estatuas, de cielos, de patrias que no son suyas. Escritos en Barcelona, sus poemas grises son una declaración de amor a Irlanda y de guerra a la nostalgia: combatamos la pena negra desde dentro. Toda la grandeza de la grande Irlanda está aquí: la literatura como cerebro emocional (Swift, Yeats, Joyce camino de Ítaca), el realismo mágico de las banshees de "rostro nevado", Dublín como alma. Calado de ficción hasta los huesos, Montesinos lee la realidad irlandesa en código literario: "Todo hacia la palabra escrita./ La soledad viajando en Dublín,/ con el desamor intelectual/ ya apaciguado; renacido por suaves tristezas/ que son solo de paz y de esperanza". Sterne, O'Casey, son presencias reales. A sus muertos, Irlanda los mantiene vivos. Cuando el poeta camina por Dublín, recuerda un tiempo que nunca vivió con la memoria que otros escribieron. El corazón, como la tierra, también gira. Hay un género autobiográfico llamado Toni Montesinos que consiste en mostrar un alma enseñando un lugar. Muchos lo cultivan, pero sólo él lo cosecha. "Lo gris: el mundo interior". El poeta se enamora de la diosa, pero la diosa siempre ha estado dentro: "tumbas en un muro de amor". Un viaje a través de estados, los de ánimo. La poesía como territorio.