Jon Juaristi. foto: Irekia

Visor. Madrid, 2012. 61 páginas, 16 euros



En 1986 con Diario de un poeta recién cansado se presentaba el poeta Jon Juaristi (Bilbao, 1951), y desde entonces varios de los principios esenciales de su poética no han variado. El humor y el uso de un lenguaje próximo al de la conversación, el sermo humilis para decirlo con expresión que daría título a uno de sus ensayos, son elementos centrales que sabe utilizar con maestría y que se dan también en los poemas de Renta antigua.



A los señalados hay que agregar otro ingrediente presente ya desde su primer título, la inserción, paródica o no, de citas, trastrocadas en ocasiones, de lo más diverso. En este libro encontrará el lector citados tanto a Miguel de Unamuno o Antonio Machado, como a T. S. Eliot, a Jorge Manrique, Cervantes, Goya, Salinas o unos versos de una canción de Alberto Cortez ("Cuando tú te hayas ido,/ me envolverán las sombras" que se reescribe aquí con "sobras"), entre varios otros más. Y todavía ha de mencionarse la habilidad para la rima, recurso este no demasiado habitual entre los poetas españoles contemporáneos, y que sirve como contrapunto al coloquialismo, como marca de que coloquial sí, pero a la vez otra cosa.



Recorre estos poemas una visión un tanto crepuscular -como "una digna mansión de renta antigua/ te acoge la vejez"-, lo que propicia el recuento, lo que hubo, lo que aún hay, del personaje "ligero de equipaje", como él mismo se presenta, ante el fin de su viaje que ve próximo. Sin embargo, ¿cómo habría de caer en el dramatismo un discurso al que el humor le es inherente? Quizá el caso más sobresaliente sea el extenso poema "Canto de frontera", de lectura plenamente gozosa. En él quien se sabe ya dando los últimos pasos hacia el "Vacío Profundo", ese que dice "se pasea/ por el Prado de la Idea/ & ata Moscas por el rabo", un estoico a fin de cuentas -no en vano se encabeza con cita de Marco Aurelio- y en un registro discretamente autobiográfico, se remata con unos versos que deshacen toda solemnidad: "hacia el vacío Profundo/ donde te vas a perder,/ pobrecito, el Arroyito/ tan Bonito, tan Bonito/ del Ayer". Así es la poesía de Juaristi, entre bromas y veras. Si no faltan los casi chistes, como el soneto "Coral de los talmudistas de Oswicim" o "Restaurante chino", tampoco escasean cuestiones de mayor calado, como el asunto del nacionalismo y su dimensión violenta en "A un gudari de 1968" o "Entre canes entrecanos".



A su extensa obra ensayística (El linaje de Aitor, El bucle melancólico), narrativa, y poética (Diario de un poeta recién cansado, Arte de marear) se añade esta Renta antigua que, fiel a sus principios poéticos, no deja de resultar una lectura nueva, refrescante, sin renunciar tampoco a servir al contenido.