Andrés Catalán y Ben Clark
La comida y lo culinario en general ocupan un muy reducido espacio en la tradición poética más allá de su uso en lo humorístico o burlesco. Andrés Catalán (Salamanca, 1983) y Ben Clark (Ibiza, 1984), los dos con varias publicaciones anteriores, funden aquí su ingenio para ofrecer unos poemas que se leen con todo gusto. La cocina, el supermercado, la nevera -que vacía en una casa pobre acaba por servir de biblioteca-, el restaurante, la mesa son escenarios donde comparecen el plato precocinado, la tarta tatin, la ensalada, la hamburguesa, las bebidas y varios alimentos más. Pero ese pie forzado que los poetas se han impuesto no se consume ahí, sino que invita a algunas reflexiones sobre las costumbres, las relaciones entre las personas, sin faltar referencias a lo literario, desde la recuperación humorística de que la Virgen es en Berceo un huerto de manzanos a la afirmación de que las ostras de Le Bernardin de Nueva York esconden el único milagro de la literatura.Cuestión aparte es la reunión de dos autores en una voz única, que es siempre un gesto que pone en crisis la idea de yo, de autor. Dentro de las limitaciones impuestas, la lectura no defrauda.