La literatura es una historia de la mentira sobre nosotras. Todas hemos lanzado clásicos contra la pared por pura dignidad. En Diosas de barro (Devenir, 2012) Begoña Regueiro se resiste a la reforma de los clichés para evitar producir nuevos. Reinas castradoras o la manía de llamar poetisas a las poetas: cuánto cansancio. "Si supieras la infinidad de veces que me han roto/ verías que no es tan fácil destruirme". Y mientras, nosotras creamos.
Tenemos una vida, un mundo: unidades. Entonces llega la poesía y nos dice que no, que todo es múltiple y que para tener voz no es necesario destruir nada. En Siempre habrá un poema (Visor, 2012), Armando Álvarez Bravo insiste en que su mester es un único texto concebido a lo largo de medio siglo. Sin embargo, en esta antología confluyen múltiples corrientes. La verdad también es una, pero todos tenemos la nuestra.