Vaso Roto. Madrid, 2013. 101 páginas, 13 euros

Es usual encontrar en los textos poéticos citas o alusiones de otros poemas, ya no lo es tanto que lo que se reescribe de uno o de otro modo provenga de la filosofía, pero es muy poco común que un poeta desvele en sus trabajos la lectura de los discursos de la ciencia. Uno de esos raros casos es el de Clara Janés (Barcelona, 1940), quien en no pocos de sus libros, siempre de excelencia, deja entrever o en ocasiones advierte explícitamente que en el sustrato de sus poemas están algunas de las propuestas del pensamiento científico más avanzado, al fin y al cabo, creador, 'poético', además de mostrar que es una excelente lectora de filosofía y, cómo no, de poesía y de las tradiciones más diversas. Así sucede en este Orbes del sueño, aunque lo que importa destacar es que el resultado, como es ya marca propia de Janés, es de una intensidad poética sobresaliente.



Como explica la nota final, los poemas de este libro surgen de las imágenes tras una nevada, imágenes que se incluyen en el libro y que la inserción en ellas de leyendas hace de esas fotografías de la propia autora delicados poemas visuales. ¿Qué muestran? La capa de blancura que desfigura las cosas, unifica los relieves de los elementos de la naturaleza, casi, se diría, hace desaparecer la realidad. Y sobre lo blanco las huellas que ha dejado el paso de algún ave, inscripciones sobre la página en blanco del mundo que se ofrecen a modo de signos a cuya lectura se invita al tiempo que se oculta lo que pudiera ser su significado. Revelación del misterio.



Una revelación del misterio que, partiendo de esos datos mínimos de la experiencia, se expande hasta proyectarse sobre lo humano, la vida y la muerte, el lenguaje, lo real y lo imaginario, el sueño, lo poético, y, en último término, lo cósmico, su orden y por qué no decirlo, su (aparente) desorden. Y es que en la concepción de Orbes del sueño todo es uno y cada cosa una según distingue razón, dicho sea casi con palabras de Heráclito, el fundador de la sabiduría, a quien, además de a otros numerosos pensadores, se cita en el libro. Entre ellos, a Heisenberg y su principio de incertidumbre, "certidumbre de incertidumbre" dice un verso, en lo que se anuda el discurso de la ciencia y el de la poesía, de la que lo citado podría ser una definición, es decir, un intento de tal cosa.



Por otro lado, entre los numerosos referentes literarios sobresale la de la poesía de sor Juana Inés de la Cruz y sobre todo su Primero sueño, aventura poética que busca desentrañar los misterios del cosmos y no menos perseguir comprenderse a sí misma, una poesía que es una de las glorias barrocas. Nada diferente alienta en Orbes del sueño y también en otros de los libros de Janés, una obra que merece lugar destacado en la llamada poética del conocimiento. Una escritura exigente como pocas, que va más allá de la dicción convencional, donde lo que se lee es un intento, un deseo, de desvelar otra realidad que se ocultaría tras la inmediata, intento de poner en palabras la armonía de lo dispar, la unión de lo disperso. Como sucede en la tradición platónica y mística, de las que Janés es buena conocedora, todo lo que se manifiesta y lo que no responderían a una música, de la que estos poemas son ya parte. Lectura emocionante, emanada de la sabiduría poética de la que Clara Janés tiene el don.

[transparente]

transparente

a espacio y tiempo

entran en mí

las constelaciones todas

el itinerario de los astros

los movimientos de la luna

y su mirada me conforma más allá

y soy también

un cuerpo errante

perdido

en la oscuridad