Jesús Hilario Tundidor

Cuadernos del Laberinto, 2013. 200 páginas, 15 euros.

Esta expresión, "la fertilidad de los vocablos", tomada de uno de sus versos, da título a una antología de Jesús Hilario Tundidor (Zamora, 1935), autor de una extensa obra, iniciada en 1960 con Río oscuro y Junto a mi silencio, premio Adonáis en 1962, y que fue recogida en 2010 en dos volúmenes bajo el título general Un único día. Poesía 1960-2008. Este libro se presenta como una antología que tiene la peculiaridad de incluir traducciones de los poemas a diversas lenguas -francés, inglés, italiano, neerlandés, portugués y rumano-, lo que da muestra de la recepción de la obra poética de Tundidor más allá del espacio de la lengua española y no estará de más decir que en este ámbito la atención crítica no ha sido la que esta obra merecería. La fertilidad de los vocablos, que vale por toda una declaración sobre las posibilidades del lenguaje, de la que una de ellas sería la poética, sirve para afirmar aquí que en los libros de Tundidor las palabras sí dan fe de esa fertilidad.



Las características de este poemario se ponen de manifiesto en los poemas seleccionados. La emoción como razón de la poesía habrá de ser la provocación al poeta para ponerse a su tarea y cifrarla en su escritura y en verdad que este poeta lo logra. Una emoción que puede brotar de los recuerdos, la niñez, la guerra, tanta mentira, tanto dolor, pero también algún hecho casi nimio, como sucede en "Oda a una chistera", que llevará al sujeto a reconstruir su mundo y preguntarse dónde fue todo aquello, siendo la fugacidad del tiempo, de la vida, uno de los asuntos que aparecen y reaparecen a lo largo de esta obra. La conciencia de de la fragilidad de toda realidad conduce a una postura que, como la crítica ha señalado en alguna ocasión, ha de calificarse de existencialista.



Otra constante es la reflexión metapoética y al poeta se deben algunos ensayos sobre la poesía. Así, se habla de "el contorno/ huidizo de los significados" o compara al alfabeto con "una muchacha". Este pensar sobre las palabras conecta con la cuestión de la escritura como aventura hacia el conocimiento. Sobre todas las cosas, creo que de esta poesía hay que decir que es una celebración, pese a las angustias y los sinsabores, de la vida, testimonio de una pasión vital.