Fernando José Carretero
Un caso de persistencia silenciosa. Al parecer, sin desánimo. Fernando José Carretero (Ciudad Real, 1962) había publicado dos libros de poemas (Arqueología rota y otras islas e Interior beige con ausencia) en los años ochenta. Colaboró con los grupos literarios Guadiana y Cálamo de su ciudad. Después quiso que la escritura madurara durante tres décadas de esfuerzo sigiloso.Los días demorados es la prueba del rigor con que trabaja el poeta. La calma ha sido una aliada. Los viajes y periodos de inactividad creativa no lo apartaron del objetivo: adquirir más experiencia poética. De ahí que emplease más de veinte años en escribir esta obra. Al final ha conseguido una expresión diáfana. Las palabras de Boris Pasternak elegidas para introducirnos en la primera sección del libro desentrañan el conjunto. El ruso opina que quien aspire a superar las trivialidades de la vida deberá procurarse "cierta música interior", y el español sigue la consigna. Sus vivencias no son siempre luminosas; el fracaso asoma en varios textos. Ni siquiera los amantes aparecen alejados de las sombras. El poeta los ve "perdido cada uno en el espejo de su propia angustia". Pero casi todo queda a salvo por la serenidad del escritor que observa.
Particularmente dotado para la descripción de los detalles de la naturaleza cercana, Carretero no es menos hábil cuando se refiere a paisajes urbanos o extranjeros. Sin embargo, el autor declaró recientemente que algunos de los lugares a los que alude en sus poemas fueron nombrados antes de viajar a ellos. Hubo una previa visita imaginaria. Así es como entendemos que los países distantes aparezcan unidos por un mismo ambiente.
Con frecuencia las composiciones nos llegan envueltas en una tristeza sosegada. A veces con una especie de "indiferencia lúcida". El poeta lo precisa en un texto: "Deciros que la memoria cristaliza en la nostalgia, / que impone siempre su forma al abandono". Aún nos esperan las sorpresas de las dos últimas páginas del libro. Con acotaciones y versos, tienen la forma de una pequeña pieza teatral.
Fernando José Carretero representa el ejemplo del creador que procura la calidad artística al margen de los ecos publicitarios o las prisas. Y el fruto de su empeño, Los días demorados, exige a los lectores la misma actitud de disfrute pausado.