Eduardo Chirinos

Pre-Textos. Valencia, 2014. 104 páginas, 15 euros

Una nota preliminar recuerda el cautiverio durante dos años y medio de Pero López de Ayala, tiempo que dedicó a escribir el Rimado de Palacio y El libro de la caza de las aves, y se hace saber que un inquilino se apoderó del poeta, dispuesto a suplantarle, lo que sugiere que ese otro yo sería el del caballero y poeta medieval. Así, el pasado se pliega sobre el presente en este libro de Eduardo Chirinos: desde el primero de sus poemas los espacios se superponen y el yo será una galería de yoes, lo que se incardina en la tradición del simultaneísmo, ya practicado por Apollinaire y que es marca del modernismo literario, por ejemplo, en la poesía de Pound.



Como en un sueño, todo se funde o, dicho con expresión de Marx, "Todo lo sólido se desvanece en el aire". Así, el personaje ve a una mujer y "Yo la miro y soy trirreme, soy rojo / y soy también azul, y soy espuma que baten / los remos. Y si la miro dos veces soy el mar." Todo está en una permanente mutación. Una escena atrae a otra, un recuerdo a otro, tejiendo un gran fresco en el que, en uno de los poemas, Cristo comparece como uno de los personajes, el yo que habla es uno más entre la multitud alrededor del Templo, se pasa a recordar que Lavoisier publicó sus Elementos en 1789, el yo habla con las prostitutas de Canaán y ella le devuelve el libro de Lavoisier. Personajes y cosas que pertenecen a épocas distantes se entrecruzan en Medicinas para quebrantamientos del halcón, todo es simultáneo bajo "el rojo incendio del último Tiziano". Pese a la linealidad del discurso, la magia del lenguaje hace que todo se ofrezca a la lectura como un único instante en que toda la historia se funde. Y, quizá como principio poético, esta declaración: "Las palabras no quieren / orden las palabras quieren desconcierto".



Recuerdos remotos, recuerdos próximos. La estancia en una habitación de hospital, "pienso en López de Ayala en una cárcel / portuguesa", medicamentos contra el cáncer, Metotrexato, etc., el habla sometida a una asociación libre, el flujo de la conciencia, la diurna, la onírica, sin límites entre lo uno y lo otro. Es significativo que el poeta mencione y cite a Blake, el visionario en un poema que concluye con "Yo / nunca he tenido visiones. He tenido palabras" haciendo saber que el lenguaje, lo poético, todo lo hace posible, decible. Eduardo Chirinos (Lima, Perú, 1960), en la actualidad profesor en la Universidad de Montana, traductor, autor de ensayos y narraciones, lo es también de una obra poética extensa y siempre intensa, y nos ofrece en estas Medicinas para quebrantamientos del halcón una lección de lo mejor de la poesía contemporánea en español.