-"Y ahora no sé quién soy/ o si solo soy un qué", denuncia Ana Pérez Cañamares (Santa Cruz de Tenerife, 1968) desde la trinchera poética de Economía de guerra (Ed. Lupercalia), pues se sabe en lucha contra el desahucio y la indiferencia. Que nadie busque aquí imágenes de bucólica belleza: en este paisaje urbano sólo hay humo y sangre, impagos y mierda. Y un epílogo que apuesta por el futuro, por "ser incendio" ahora que "tenemos portaaviones de papel./Ardemos como azules zeppelines".



-Unos versos de Nicanor Parra ("Me retracto de todo lo dicho") abren Ego (Ed. Liliputienses), el último libro de Paola R. Senseve (Cochabamba, 1987), cargado de ingenio y pasión por la palabra. En él la boliviana, mediante ingeniosos poemas gráficos, realiza verdaderas declaraciones de principios literarios, cargadas de ironía, como cuando explica cómo ser poeta en 12 pasos o reivindica el silencio.



-A partir de la edición francesa de El jardín de las caricias, de Franz Toussaint, el poeta y editor Carlos Morales (1959) traduce una decena de Poemas de amor de anónimos árabes (Ed. Toro de Barro) que cantan la voluptuosidad, el deseo y la nostalgia del amor perdido. Los versos del anónimo arabigo andaluz del siglo X resplandecen en esta nueva versión con la pasión de "La batalla", aquel instante en el que "Habíamos agotado todas las palabras del amor. (...)Y libramos la más grande batalla".