José Manuel Benítez Ariza

El yo de estos poemas declara en uno de ellos: "El mundo es lo que quiero ver del mundo", pero qué quiere ver. Su mirada no busca nada extraordinario, sino que se detiene en escenas cotidianas de lo más común, una para de autobús, un centro comercial, un paisaje, no importa. Y es que lo poético estriba, no en lo que se ve, al fin ofrecido a todos, sino en el modo en que se mira, en poseer la facultad, o el don, de saber ver más allá de lo presente, Así como se dice en uno de los poemas que el canto de un mirlo "acaba en una interrogación", en Panorama y perfil la realidad que se nombra toma siempre esa forma y captarla y dar respuesta, los poemas, hacen que éstos sean tal cosa.



La visión de una palmera, por ejemplo, provoca una suerte de identificación del yo con ella y enseguida "Cansado de mi yo, me disfrazo de pájaro", al igual que la palmera "me ramifico par abarcar el mundo"; en otro momento, oye una música "y luego soy yo mismo el instrumento", etc., todo lo cual apunta a una pulsión por salir de los límites del yo, del cuerpo, para hacerse partícipe de las cosas del mundo, ser ellas, y, digámoslo así, hacer que la voz sea el canto del mundo. Lo propio y lo ajeno, lo interior y lo exterior -la casa "contiene [...] clamor de campo grande/ y un resplandor de cielos"- son categorías que los poemas desdicen en una vivencia, y una palabra, que se querría total, empresa que esta escritura alcanza.



José Manuel Benítez Ariza (Cádiz, 1963) cuenta ya con una amplia obra poética, así como narrativa y ensayística, toda ella de verdadero interés y Panorama y perfil está entre lo mejor de ella. No es ajena a esta escritura poética la enseñanza de Juan Ramón Jiménez, sin duda el mayor poeta español contemporáneo, legible no sólo en el poema final, "Poética", con su remate "(No la toques ya más.)", sino en la cosmovisión apuntada más arriba, una que transciende lo inmediato, si bien lo incluye, que da voz al silencio del mundo del pensamiento.