Raquel Vázquez

La Isla de Siltolá. Sevilla, 2015. 86 páginas, 10€

A pesar de su juventud, Raquel Vázquez (Lugo, 1990) ha publicado ya cinco libros de poemas, ha coordinado una antología de microrrelatos y obtenido varios premios literarios.



Los cincuenta textos de Si el neón no basta están distribuidos en tres apartados. El título de todas las secciones incluye el vocablo "neón". La escritora lo identifica con el arpegio, la afasia y la palabra. Entre las citas que abren el poemario, dos versos de René Char resumen la literatura de Raquel Vázquez: "No alcanzamos lo imposible, / pero nos sirve como linterna". La pasión amorosa, con su carga de deseos, insatisfacciones y goces, figura en la mayoría de las líneas del libro. Los objetos, las partes del cuerpo humano y la Naturaleza se convierten en símbolos de los cambios de ánimo. A un lado, el refugio, la escalera, el horizonte, la boca. Enfrente, el humo, las sogas, el naufragio, los semáforos rotos. También son evocados el cubo de Rubik y los vuelos de Ícaro y el avión Concorde. Los nombres de varias estrellas musicales (Pink Floyd, Bonnie Tyler, Radiohead, Simon & Garfunkel) acompañan a la poeta. Como si fuese una huella de estos artistas, una decena de composiciones se titula en inglés. A veces Vázquez aprovecha su gusto por la música y crea una imagen surrealista: "Trescientos gramos de paloma en llamas / latiendo como la cuarta cuerda al aire de un bajo".



Dos cualidades de la obra. La primera: Raquel Vázquez tiende a la concisión. No pocas de sus vivencias son condensadas en poemas de tres, cuatro o cinco versos. Esta característica se une a la intensidad de la expresión poética. Menciona una grieta y es suficiente para crear una expectativa. Segundo mérito del libro: la contundencia que contiene queda matizada por las dudas. No se admite la simplificación. La incertidumbre se impone en casi todas las páginas y aporta calidad a las descripciones. Leemos: "No sé qué porcentaje / de luz / fluía a partir de tus labios". Incluso en los momentos de júbilo, la autora teme que su entusiasmo, definido con la palabra "cielo", no sea "más que aceite vertido en el asfalto". Y, antes de escribir algunas estrofas afirmativas, asume la fragilidad de sus convicciones: "Deambulo sobre un hielo que se rompe".



Si el neón no basta concluye con "Summer sunset", un poema sobrio y delicado. En él se combinan la nostalgia y la espera. Sin alardes, con una especie de prudencia. A mi juicio, en su tono ya se anuncia la madurez de la artista.



@FJIrazoki