Juan Manuel Bonet
Bajo el siracusano título de Via Labirinto, metáfora de cualquier vida, se reúne toda la poesía de Juan Manuel Bonet (París, 1953), en una edición al cuidado de Juan Marqués.Era necesaria esta recopilación de su obra poética. La mayor parte de sus libros están descatalogados. No pocos contaron con tiradas escasas y fueron publicados de forma casi clandestina en ediciones para bibliófilos. Con todo, a la vista del volumen, que incluye su obra inédita, la producción de este poeta casi secreto no ha sido tan escasa como el lector podría presuponer, más allá de que, en rigor, su obra publicada, en sentido estricto, se componga de La patria oscura, Café des exilés, Última Europa, Praga. Doce poemas de Pavel Hrádok y Polonia-Noche.
En Través rescata lo que pudo haber sido su ópera prima. Versos que anticipan, como quiere el tópico, todo lo que ha venido después: una brumosa atmósfera nórdica y marítima, la mirada pictórica (metafísica, imaginista, geométrica), cierta brevedad impresionista, el simbolismo francés y la poesía del 900.
Una Europa perdida es el territorio esencial de esta poesía que parece añorar un mundo y una época donde ser "el que no fui". De la gran ciudad (París, Lisboa, Madrid, Buenos Aires) a la oscura provincia (Lugo, Pamplona, Murcia). Memoria y melancolía que están en la base de este poeta "errante", eterno viajero entre las ruinas, en busca de "cualquier otra ciudad, que me hable / de cualquier otro tiempo". "¿En qué siglo, en qué ciudad / vivo?". Estamos ante una suerte de atlas.
Poemas que dicen "el sueño de otra vida". Escritos a partir de lo visto y leído, sí, pero más aún de lo vivido. Minuciosas anotaciones del diario de un atento observador de la realidad. De un apasionado del arte. Si ésta poesía fuera música, sonaría a Satie. A la pintura dedica 5 suites.
Polonia-Noche reúne los numerosos poemas centroeuropeos de Bonet, ligado a esa tierra por razones familiares. Delicados poemas de amor, evocaciones de paisajes y situaciones de Varsovia y Galitzia. Estampas, postales que caracterizan su manera de decir: sutil, apagada, como en sordina. Su tono es deliberadamente menor, como los artistas y poetas que menciona.
La fotografía es otra de las claves (Sudek, Coppola). Lo que se evidencia en el libro Nord-Sud, donde cada poema ilustra una imagen de Plossu.