Ben Clark. Foto: Cristina G. Taboada
El poeta y traductor Ben Clark (Ibiza, 1984) es autor de Los hijos de los hijos de la ira (Premio Hiperión), Cabotaje, Memoria, La mezcla confusa, Basura, Mantener la cadena de frío (escrito con Andrés Catalán) y La Fiera (Premio Ojo Crítico). Publica ahora Los últimos perros de Shackleton, del que ya existía una versión editada en México. En el prólogo reconoce que su intención al escribirlo era abordar la "metáfora del amor" que "he tenido la suerte de experimentar". Encontró en la figura de Shackleton y su aventura antártica ("la insensatez de todos los enamorados" que consiste en "unir por unir, un mar y otro mar") el motivo perfecto para ilustrar esa inquietante metáfora. Porque fue el "hombre que triunfó en lo imposible y fracasó en lo que parecía sencillo". Su consigna familiar: "porque resistimos, conquistamos".Un tema eliotiano, "Canción de amor de dos guisantes", abre el volumen. En "El cazador" entra en materia gracias a un puñado de poemas logrados ("El reino menguante", "El poeta del puente", "Una habitación con vistas") en torno a "-todo lo destructivo, irremediable- / nuestro amor". "Teorema de los abismos" es una "fábula acuática" en cinco fragmentos donde lo abisal, el fondo oscuro, es la clave. En "La fascinación de lo difícil" está, a mi modo de leer, lo mejor del libro. Poemas admirables como "Desde la isla sin trenes", "Envídiame, yo puedo amarte, aún" (versos paradigmáticos: "yo te amo por encima de nosotros"), "Darwin se acerca a Lady Macbeth un sábado noche" o "Pensamientos de añoranza en Laventie". "Sesenta y nueve perros en el polo" recupera el viaje del explorador y, con él, otro conjunto de poemas dignos de elogio como "La hora del paseo", "Las coordenadas de Mount Hope" o "Isla elefante": "el testimonio oscuro de jóvenes que nunca / llegaron a albergar una esperanza".