Claribel Alegría
Dominado por el sueño, emprende el personaje Dante en la Commedia su viaje más allá de la vida. El personaje de Amor sin fin, por su parte, hace saber que hizo también un largo viaje y advierte que "no importa si fue en sueños" y con ello, desde los versos iniciales, queda establecido un paralelo entre la obra dantesca y esta otra comedia actual, en la que la compañía no será ya la de Virgilio primero y luego Beatrice, sino un simple tú.¿A qué mundo accede este nuevo viajero, ahora una mujer? Uno que "está saturado de violencia", que se detalla: "hay mujeres violadas [...] corrupción / tiranías / guerras impías". Pero, al igual que en el poema que le sirve de referente, esta mujer que en su periplo ve "sombras de hombres / y mujeres" ve también a Cupido que le dice "Calé muy hondo en ti", como Dante esta mujer encuentra la salvación por el amor; el título lo anunciaba: Amor sin fin. Se podría decir, en una de las lecturas posibles de este libro, que el viaje no tiene otro sentido que el encuentro con el amor y la palabra describir lo que el amor sea.
Claribel Alegría (Estelí, Nicaragua, 1924), autora de una extensa obra poética (Umbrales, Ars poética, Otredad), a la que hay que añadir la ensayística, traducciones, narraciones, sola o en colaboración con Darwin J. Flakoll, obra que ha merecido un buen número de distinciones, presenta ahora un libro de primerísima calidad, en el que, como en otros de los anteriores, el lirismo se entreteje a la expresión de la conciencia cívica, en el que la mirada al mundo se da al tiempo que la mirada a lo íntimo y la conjunción, queda dicho, es poesía del más alto nivel.
En el conjunto de su obra hay una preferencia por el verso corto y nada distinto sucede en Amor sin fin, un verso que en no pocas ocasiones está formado por tan sólo una palabra, lo que hace que esa palabra, todas esas palabras que son todo un verso, se eleve sobre sí misma al ocupar todo el tiempo del verso, adquiera su importancia y tenga una resonancia singular.
En el periplo del personaje, ese caminar que es símbolo de la vida misma, los encuentros, como en el modelo, son numerosos. Al mencionado Cupido le suceden otras figuras mitológicas: Aracne, Dionisio, Lilith, etcétera, pero también Dios y Cristo, de quien escuchó su sollozo, su humanidad por tanto, lo que le hace decir "y por eso lo amo".
Estos poemas son también un viaje hacia adentro, a la memoria, "Izalco, / Momotombo, / Macchu Picchu", que se da en unos encantadores versos infantiles "Vamos a la huerta / del torotorojil...", que, repetidos en varios momentos, alcanzan función de leitmotiv. E importa esta presencia de lo popular e infantil, además de por lo que remite a los recuerdos vivos, porque sirve de contrapunto a las apuntadas presencias de la mitología del mundo clásico. Lo uno con lo otro configuran una voz que es a un tiempo clásica y popular, europea y americana, una voz cuyo enunciador transciende todos esos límites y se está mostrando como la voz del mundo, la palabra de lo humano.
Del mundo y del yo, porque no se puede pasar por alto la inquisición sobre la identidad: "¿Cuál de todas esas claribeles [...] es la real?", "¿Cuál será mi máscara de ahora?" La respuesta son estos poemas de Claribel Alegría, en los que la pluralidad, la mezcla de tradiciones, la variedad de asuntos, el dolor, el amor, la belleza del arco-iris conforman una voz del mundo.