Verónica Aranda

Devenir. Madrid, 2016. 80 páginas. 12€

Verónica Aranda (Madrid, 1982), viajera impenitente por diferentes países, mujer nómada, ha concebido un bonito libro sobre la errancia. Esta suerte de diario de viajes consta de cuatro partes. En la primera, la selva es protagonista. La atmósfera de agobiante humedad, su exuberancia, se transforma en jugosos, contenidos y rítmicos versos que delatan un delicado y sugerente clima erótico donde dos mujeres se desean: "su voz sonaba a lluvia / cayendo sobre árboles de nim".



Aranda recorre en la segunda India, un país que conoce bien, y Argentina, en trenes donde bulle la vida: "Tomo un expreso hacia regiones áridas. / Vine también a sondear mi límites". En "Canícula", la tercera, se traslada a los tristes trópicos americanos: "Nunca sabré el lenguaje de las islas". Siempre, de por medio, el asombro, el paisaje, el amor... En la cuarta, en fin, una constatación desde el "azul glaciar" de las tierras nórdicas: "Toda patria es exilio".