Sergio García Zamora

Premio Loewe Joven. Visor. Madrid, 2017. 88 páginas, 12 €

El poeta cubano García Zamora (Esperanza, 1986) ha ganado el Premio Loewe a la Creación Joven con un libro cuyo título procede de un haiku de Taio: "De vivir tanto / yo también tengo frío, moscas de invierno". Está dividido en cinco partes: "El frío de vivir", "Ánima vil", "Negocio propio", "Jaula para osos" y "Las peras del olmo". Dos de ellas, la segunda y la cuarta, incluyen poemas escritos en verso; el resto, en prosa. Todos son breves. De apariencia sencilla. El tono es autobiográfico y, como su paisano Gastón Baquero, a veces recurre a los personajes históricos. En otras ocasiones, a escritores (Pound, Woolf, Plath). Su mujer, su madre, su padre, el abuelo (en "Santo y seña" o "El enjambre") son también protagonistas circunstanciales de unos textos donde brillan las sorpresas.



El aire narrativo les da una claridad sobrevenida, por más que esa suerte de luminosidad caribeña sea norma. Siempre, eso sí, estas pequeñas tramas conservan el misterio inherente a su condición poética. No faltan en ellas el humor y la ironía (léase "Una casa sin ático"): "Me encierro a escribir de la vida escondido de la vida". A ratos, les amenaza la ocurrencia. Y ya que lo menciono, tampoco escasean las alusiones a la tarea de escribir, otro enigma. En "Saco de boxeo", pongo por caso, o en "El riesgo de la poesía".



Poesía fresca y vital, la de Zamora, aunque "Un poeta se casa con la vida, pero vive enamorado de la muerte". De muy grata lectura.



A veces, al leer una fábula, se le cruza a uno Monterroso. O un aforismo: "Mi abuelo fue un sastrecillo valiente: se cosía a lo que pensaba". En la última sección, donde juega con frases hechas y refranes, leemos: "Me arrimé al alcornoque, a la sombra del alcornoque. De su tronco en desnudez tomé provecho. Como al alcornoque, hay que descortezar el poema, quitarle lo que tiene de corcho". Por eso los suyos no son nunca "McPoem" ni es de los que "escribe y venden poemas como si fueran hamburguesas". Como el cuervo, Zamora es consecuente "con su naturaleza".