Julio Martínez Mesanza
En sucesivas ediciones, Julio Martínez Mesanza (Madrid, 1955), ineludible representante de la Generación de los 80 o de la Democracia, filólogo y traductor de Dante y Sannazaro, fue dando forma a su libro Europa, al que siguieron Las trincheras, Entre el muro y el foso y la antología Soy en mayo. Casi una década después, llega Gloria, escrito en los últimos once años, entre Madrid, Túnez, Tel Aviv y Estocolmo, destinos de su trabajo en el Instituto Cervantes.Qué bien se adaptan los poemas limpios y breves que lo componen al sobrio diseño de la colección Adonais. Aunque se nos anuncia un "cambio de registro", uno vuelve a encontrar al virtuoso del verso: el endecasílabo blanco, al lector de los clásicos , al poeta épico, al que usa la borgeana enumeración caótica ("Ghar El Melh") y los "nombre propios" (léase "Los símbolos cansados" o "Les ombrelles"), alguien, en fin, pendiente de lo pequeño, de lo sencillo ("dame lo extraño, / que es ver por primera vez lo sencillo"), de los detalles ("Dame palabras fáciles y claras / para explicar la sencillez del alma").
Contra los prejuicios ideológicos y religiosos, con los que le hostigaron desde el principio, Mesanza, que cumple lo que dice: "un poco de pasión en lo que haces / y llevar hasta el fin lo que pensabas", "el hábito de hablar de lo que siento / en términos morales y absolutos", glorifica la vida y canta "la manifestación de Dios en la creación" a través de símbolos muy suyos: Europa ("Aunque a la muchedumbre no le importe / que Europa valga poco y crea en nada"), la luz, el desierto, la batalla, el muro (con Cirlot), el guerrero, la estepa, el laberinto, las Madonnas, la cruz… Una palabra, ya mencionada, "alma", "que es inextinguible", fundamenta este viaje ("solo malvivo en sitios diferentes") a favor del humanismo y en contra de la nada y del no, donde no podía faltar el amor; así, en "Safo dieciséis" ("amar el desdén de quien amamos") y "De luz y rosas".
Poemas como "Pamplona", "Anfibia" (sus almas fenicia y cristiana: el desierto y el mar de Homero), "Jan Sobieski" (el rey polaco, "la carga de los húsares alados"), "Cuestiones naturales IV" o "Los carros en Kipur" ("Eres, Señor, la guerra interminable") dan fe del alcance de esa intensa meditación moral de Mesanza consigo mismo y con quien lee. Pura verdad.