Luis Bagué Quílez. Foto: Archivo del autor

Visor. Madrid, 2017. 64 páginas, 12 €

Investigador, crítico, ensayista, Luis Bagué Quílez (Palafrugell, 1978) ha ganado una decena de certámenes de poesía. Es autor de siete libros de versos. Con el poemario Clima mediterráneo obtuvo el Premio Tiflos por unanimidad del jurado.



Dividido en cinco secciones, Clima mediterráneo se inicia con imágenes de multitudes que descienden de los barcos. También retrata a hombres que emprenden un viaje hacia la conquista y la aventura. El mar es una puerta giratoria que acoge y despide muchedumbres. Fenicios, traficantes y cainitas respiran un aire que huele a musgo o carroña. Destacan seres nombrados. Se recuerda la historia de Lope de Vega y su último amor, Marta de Nevares. El poeta emplea tan sólo siete palabras para decirnos quién era aquella mujer: "La cicatriz del sol en carne viva". De súbito, Bagué Quílez intercala alusiones a sucesos contemporáneos. Y siempre percibimos su empeño de retener el instante: "La memoria se seca / como ropa tendida, se destiñe / como algo que lavamos muchas veces".



Luis Bagué Quílez demuestra habilidad para resumir las características menos positivas de España. Su ironía lo protege de la amargura. Con el deseo de explorarnos, introduce referencias al arte en varias composiciones. Los cuadros de Velázquez y Goya contribuyen a esclarecer nuestro comportamiento. Cervantes y su personaje Alonso Quijano aclaran igualmente no pocas peripecias españolas. Incluso el toro de Osborne, repetido en el paisaje, es un espejismo que nos define. El escritor observa un país "que ha vendido el suelo, la sed y la cordura / por la primera línea de un discurso / con vistas al vacío". Pero el poeta no se detiene en una geografía limitada. Más allá de excesos y cadalsos nacionales, observa una época de ciberespacios. En sus versos están los gatos de las redes sociales, la ventana de Facebook, el trino del pájaro de Twitter, una desesperación circular. Todo ello termina envuelto en una sentencia: "Al final era esto / la soledad amena".



El libro concluye con las cinco páginas de una "Nota mediterránea". Luis Bagué Quílez aporta explicaciones que invitan a una relectura guiada de su obra. Confirma su homenaje a Tomas Tranströmer; menciona las huellas de John Ashbery, Kay Ryan y Jorge Riechmann, entre otros autores. Asimismo nos da pistas sobre las transcripciones en cursiva que cierran los poemas de la primera parte del volumen. En definitiva, un libro que combina la riqueza de significados y el ingenio.



@FJIrazoki