Juana Castro. Foto: Archivo

Sabina. Madrid, 2018. 88 páginas. 12,50 €

Tras su reciente Antes que el tiempo fuera (Hiperión, 2018), se publica esta antología de Juana Castro (Villanueva de Córdoba, 1945), una antología que es un libro nuevo. Lo es porque toda antología es ya un libro nuevo y en este caso además porque la selección de los poemas se desentiende del orden cronológico y conforma así un todo diferente. De este modo, Nunca estuve tan alta se presenta como una buena entrada en la poesía de Castro para quien no esté familiarizado con ella, pero de interés también para quien ya ha tenido el placer de leerla por ser, sí, un libro nuevo.



La poesía que despliega Juana Castro en

La poesía de Nunca estuve tan alta es, como lo es en general la de Castro, eminentemente lírica, dictada por la emoción. Una emoción que es la de la vida y sus experiencias. En este libro es destacable la idea de la vida como ciclicidad, para lo que se hace comparecer a las figuras familiares. La maternidad -lo que incluye el parto y la lactancia-, los hijos, la madre, la abuela, papeles que se reproducen: "Madre mía, mi niña", invertida la relación por la vejez, "Y ahora soy / tan igual a ti, madre" dice otro de los poemas. Además, como los temas apuntados dejan ver, estamos ante escritura de mujer y de una mujer de hoy, una mujer que habla del cuerpo sin censura y, así, se leen palabras como "pezones", "clítoris" o "vagina" sin afectación alguna, con toda naturalidad. A lo mismo apunta, entre otras cosas, que en "Dafne", un tema clásico, tan querido por renacentistas y barrocos, quien habla aquí es la ninfa.



Todo es aquí poético, el tratamiento de los elementos de la naturaleza, plantas, animales, el léxico, el ritmo de los versos, todo contribuye a hacer de esta relectura una lectura nueva y de calidad.