Antonio Jiménez Millán. Foto: Centro Andaluz de las Letras
Jiménez Millán (Granada, 1954) ha centrado sus investigaciones, como profesor, en la poesía española y catalana contemporáneas. Como poeta, reunió una muestra de sus primeros libros en La mirada infiel. Antología 1975-1985. Llegaron después Ventanas sobre el bosque (premio Rey Juan Carlos I), Casa invadida, Inventario del desorden (premio Ciudad de Melilla) y Clandestinidad. En 2015 publicó Ciudades. Antología 1980-2015.Dividido en ocho partes, Biología, Historia comienza con la serie "Partituras", dedicado a Luis García Montero, y termina con un extenso poema que da título al conjunto y que retrata a Juan Carlos Rodríguez. Si lo menciono es porque esta poesía es cómplice del magisterio del segundo, teórico de La otra sentimentalidad, origen de la denominada Poesía de la Experiencia, de la que el primero sería el máximo representante. Granada (la de la infancia, sobre todo) es, por lo demás, el motivo central de los primeros versos del libro, que se abre con el pessoano "El poeta es un fingidor". "Yo quería leer una ciudad", escribe, y añade: "Leer una ciudad es seguir una vida".
"Ayer cumplí sesenta años", dice en "La Memoria y los días", la segunda serie, y ahí, la muerte, la juventud, los carros o los lápices, que dan una visión en blanco y negro muy acorde al tono melancólico y memorístico del volumen. Y la figura del padre. Y Nueva York. Todo evocado con un lenguaje llano, conversacional, de índole narrativa, ceñido a metros regulares y a un ritmo lento. En "Disolución" prima lo civil, desde la Guerra, siempre presente, hasta los atentados de Las Ramblas. En "Banderas" se alude a la actualidad: "Cuántas veces se usan las banderas / para esconder la corrupción". "Homenajes" celebra a Gil de Biedma, Kafka, Miguel Hernández o Machado. "Carnets" agrupa prosas sobre el resentimiento, el viaje y la identidad. "Pantalla" es el cine y la fotografía (de Atget). Y el suicidio (de Trakl), un acto "sin grandeza". Y otros tiempos, en Aix-en-Provence, por ejemplo: "Esta ciudad es parte de mi vida". En "Rehabilitación", en fin, vuelve al tema del suicidio, cuando evoca a Ferrater. Y al dolor ("No más mitología del dolor"). Y a la enfermedad. Para concluir: "Yo sólo quiero celebrar la vida".La muerte, la juventud, los carros o los lápices dan a los versos de Jiménez Millán una visión en blanco y negro muy acorde al tono melancólico y memorístico del volumen