Cine sin Autor es un modo de hacer películas situado en las antípodas de la industria cinematográfica. La autoría de cada obra es colectiva, ya que las decisiones sobre el guión, el rodaje, el montaje o la distribución se toman de manera asamblearia. “El cine está monopolizado por gente que se puede permitir hacerlo”, dice Daniel Goldmann, miembro del proyecto. Y Gerardo Tudurí, su fundador, añade: “En la industria, el productor, el guionista y el director son los que imprimen su imaginario a la película”. Por eso, otro de los rasgos distintivos de Cine Sin Autor es que colabora con personas y grupos sociales ajenos al medio audiovisual para darles la oportunidad de construir su propia representación en la pantalla.
Así ocurrió con Gioacchino di Blasi, con quien se toparon de casualidad. Él les propuso contar la historia de su vida y así, sin más trámite, se convirtió en cineasta a los 79 años. Más allá de la verdad es su obra póstuma y su caso pone de manifiesto el propósito de Cine Sin Autor: “abrir las operativas del cine a cualquiera”. Se trata, pues, de una apuesta con una doble vertiente, política y artística.
En estos meses, el colectivo trabaja en la webserie Mátame si puedes, una delirante comedia policial protagonizada por vecinos del barrio de Arganzuela que se estrenará en septiembre; y K de Kalle, una mezcla de película y videoclip que retrata a golpe de rap el barrio de Caño Roto, en Carabanchel, con el grupo Zulo Studio.
Casi todos los proyectos de Cine Sin Autor son autofinanciados, aunque han contado con alguna subvención esporádica. Desde 2013, gracias al apoyo de Intermediae, el laboratorio artístico financiado por el Ayuntamiento de Madrid, Cine Sin Autor tiene un taller en Matadero donde realiza diferentes tareas de pre y posproducción. En la Cineteca, ubicada también en el centro de creación contemporánea del barrio de Legazpi, el colectivo muestra las películas en “visionados intervenidos” donde el público aporta ideas para mejorar el montaje definitivo.