Opinión

Un rey (25 años)

11 octubre, 2000 02:00

Este hombre tiene una justificación, España, y una pasión, la libertad. Él quisiera llevar en su yate a todos los españoles, pero no caben, aunque el barco sea Patrimonio Nacional

A veces, por el camino de Umbral se cruza un rey: éste que digo ahora. Tiene el pelo allá arriba, algo rubiasco. Le va faltando pelo, le va creciendo frente, inteligencia. No le veo como rey, que como hombre.

A veces, una vez al año. Viniendo de su padre y de su madre, le hacían venir de don Francisco Franco. Cuando Franco dormitaba la siesta de los tiranosaurios, el chico le tiraba fotos con la visera torcida. Empezaba ya a faltarle el respeto al otro. En mi libro inminente, Madrid, tribu urbana, hay un capítulo que titulo "Elogio de la traición", y se me ocurre que, como dice mi amigo Carlos Revés, la traición sólo es válida cuando apunta al futuro. A este hombre -no es más que un hombre- le han acusado mucho de traidor, aunque en mi teoría maquiavélica (no soy más que un Maquiavelo del Club 31, amigo de un Garrigues), el rey sólo se debe a su padre, a su heráldica, a sí mismo, y no a ningún dictador títere que estuvo a punto de traicionarle a él beatificando al otro, al primo, al inútil, al viudo en muerte de Carmencita la Fantástica, descasada de una antiquité parisina. Así las cosas, el hombre, ese hombre alto, cordial y abuelo, pone la frente sobre la mano, pone la idea de Historia sobre la derecha mano de llevar yates, y comprende lo duro que es el oficio de reinar.

Ahora tiene un yerno más intelectual que él, Jaime de Marichalar, mi amigo el duque, que aporta a la monarquía española un concepto de dandismo, que es precisamente lo que los Borbones nunca habían tenido, más entregados ellos a lo popular. Como digo en mi libro sobre Valle Inclán, el esperpento no es sino la realeza pasada por lo castizo.

Este hombre no es castizo ni dandy, sino que siempre va entonado, como dice mi primo Perelétegui -nació cuando la guerra y le pusieron José Antonio, porque en casa somos de derechas, un genio de la publicidad y la ropa-, el rey siempre va entonado, pero uno considera que la entonación es todo lo contrario del dandismo. El dandismo es un grito en mitad de un concierto. Cantaba una cantante una cosa de Chapí, dirigida la orquesta por el maestro, y cantaba tan mal que Chapí dio unos golpes con la batuta sobre el atril, paró la representación y dijo:
-Nada de lo que está cantando esta señorita lo he escrito yo.

Eso es el dandismo, y eso lo tiene Marichalar con sus pantalones drapeados, pero el rey arquea las piernas en las fotos, como marcando paquete o como si tuviera orquitis. Hay un paso de la corrección al dandismo, como hay un paso de la democracia a la demagogia, y ese paso unos los dan y otros no. Un rey que cumple 25 años de rey sin que España se le haya ido hacia la horda ni hacia el borbonismo. El yate se balancea en el agua, varado, el mar se balancea en el cielo, abandonado, y este hombre, solitario, piensa.

Por el camino de Umbral, tan fatigado, viene a veces un mendigo, un hidalgo con "don", un rey con corona. Juan Carlos, descoronado, piensa que pierde el País Vasco, que pierde Cataluña, que pierde Canarias, que España se disgrega, ay.

Pero España levanta candelas en San Sebastián, banderas en las islas, bastiones en el aire, Aznares en Europa, mártires en Euskera. Este rey da cable a los barcos, deja que cobren cable, y a los partidos y a las autonomías, asiste al circo de los políticos, y recibe al marroquí, que enseguida pide Ceuta y Melilla. Se llaman "hermanos" y se acuchillan como hermanos.

A veces me cruzo con este Rey por España y por el mundo. Este hombre tiene una justificación, España, y una pasión, la libertad. él quisiera llevar en su yate a todos los españoles, pero no caben, aunque el barco sea del Patrimonio Nacional. Es un hombre que ha ido en vespa, que ha ido a pie, que ha navegado a braza los mares de España, que se sumerge anualmente en un millar de escritores, mucho más peligrosos que las procelas del fatigado Mediterráneo.

Me lo preguntaba en las primeras seasons:

-Paco, tú a éstos los conocerás a todos.

-A todos, majestad.

-Pues yo no conozco a ninguno.

Hoy también los conoce a todos y hay un republicanaje convencido, mansueto, que le dedica sonrisas y libros. El whisky no es bueno sólo porque sea digestivo y urinario, sino porque crea entre los hombres lazos suprahistóricos, accesos a la verdad de cada cual.

He aquí un hombre que frecuenta las calles de Madrid, como su abuelo. He aquí un solitario emparedado entre un hijo más alto que él y un yerno más elegante que él. Marichalar es la expectación. Juan Carlos es la discreción. Marichalar beneficia al Rey por contraste, con su estilo Guermantes. El Rey beneficia a Marichalar, por su naturaleza, por su veteranía de soberano a quien le basta con ser corriente para ser él, él.

Los legitimistas de su padre se dividen en dos: los inteligentes ya han comprendido que el chico vale y los tontos sigue por ahí haciendo de marqueses de la Valdivia apócrifos. Entre unos y otros, alguien ha descubierto hace poco que el Rey no sólo reina, sino que también gobierna, a su manera. Mejor así. Tiene un fuerte compromiso con la democracia. Pero he estado muy cerca de él en el desfile de las FAS. ¿Por quién se decide? Rilke: "Ah, rosa, pura contradicción, sueño de nadie bajo tantos párpados".