Opinión

Xavier Arzalluz, Alias "RH"

15 noviembre, 2000 01:00

El carácter minoritario del "Rh", que tanto enorgullece a don Arzalluz, alias el "Rh", tiene un peligro cuasi fascista de racismo y violencia, ya que por una parte es orgullo y por otra un reduccionismo

El señor Arzalluz, que no lee a los científicos, cree que por su descubrimiento del "Rh" vasco le van a dar el Premio Nobel de las Ciencias, porque además, si no se lo dan, puede mandar allá a los de la Kale Borroka para que dejen limpia la ciudad de Estocolmo hecha un bebedero de patos. Pero lo cierto es que, según los científicos más actuales, el "Rh" sólo prueba que se trata de un pueblo endogámico, o sea más bien limitado, y que a lo largo de los siglos no ha realizado cruces raciales, tan saludables para cualquier especie. Por otra parte, sólo un 40% de los vascos muestra esta particularidad del "Rh", de modo que Arzalluz, con votos de sangre, perdería unas elecciones.

Tenemos, pues, que el "Rh" mitificado por Arzalluz en el factor de la sangre, es más bien un signo negativo de limitación, y también un elitismo racial, sí, pero un elitismo empobrecedor. Este carácter minoritario del "Rh" que tanto enorgullece a don Xavier Arzalluz, alias el "Rh", tiene un peligro cuasi fascista de racismo y violencia, ya que por una parte es un orgullo y por otra es un reduccionismo. Esta mezcla malvada de prepotencia y limitación puede ser la que explica el soberanismo de Arzalluz. Si todos los arios estadísticos de Hitler hubieran sido arios de verdad, no hubiese habido lugar a la depuración de los judíos. Si todos los "Rh" de Arzalluz hubieran sido "Rh" clínicamente puros, no hubiera habido lugar a esta carlistada racial que estamos padeciendo. Pero sólo son un 40%, como nos dice la ciencia, y a partir del 40% es cuando empieza la guerra, el nacionalismo, el separatismo, el independentismo, el autogobierno, y el desprecio de todos los demás, pues que España, que es tan bonita, desaparece de los mapas y los libros de texto como tierra incógnita a la que aún no han llegado los cristos bárbaros y pétreos del fanatismo bizcoitarra.

Los propios nacionalistas vascos le han reprochado a Arzalluz que mezcle la política con la antropología, pues un proceso nacionalista puede iniciarse a partir de una realidad histórica, pero nunca a partir de la sangre del mono, como dice mi admirada Isabel San Sebastián. Lo que pasa es que el señor Arzalluz ha agotado sus argumentos revanchistas, y ahora recurre a la mitología de la raza, por una parte, y por otra a lo bien que se vive en el País Vasco. A partir del gran confort que efectivamente disfrutan las provincias vascas, debiera empezar a construirse un proyecto histórico importante, grandioso, espectacular y envidiable, pero los vascos violentos han tomado la dirección contraria y prefieren arrasar España para quedar de únicos, cuando lo sensato hubiera sido ponerse a la cabeza de los españoles con su capacidad de trabajo y producción. Estos chicos se han criado con un exceso de nesquik y verduras, de leche de caserío y rabo de toro de los San Fermines, que son otra cosa, pero algo parecida.

Cuando un pueblo llega a esa utopía que llamamos confort tiene dos caminos a seguir: afinar su cultura, asumir la cultura del mundo, cantar en el Orfeón Donostiarra, para que no todo se le vaya en flatos de digestión, o comprar armas a los sigilosos navegantes del comercio bélico para montar la guerra a quienes no se han criado con tanto nesquik, como el resto de los españoles, y por tanto deben ser eliminados. ¿Quienes son aquí los fascistas? Sin duda, para ellos, el Gobierno de Madrid, al que quieren odiar y no saben por qué. Pero también puede ocurrir que los fascistas sean ellos, encaramados en la Prehistoria, nutridos de "Rh", armados hasta los dientes de leche y dispuestos a reivindicar algo, lo que sea, que tampoco está claro, utilizando los abundantes medios de financiación de un país rico, que va del hierro de la tierra a la manzana del árbol, pasando por el narco. El señor Arzalluz, alias "Rh", es "tímido y pedante", como decía Ortega que a él mismo le habían hecho los jesuitas. Por tímido no se atreve a declarar su racismo con la tétrica franqueza hitleriana. Por pedante, quiere justificar su causa mediante apelaciones científicas tan pobres como la del "Rh", denegadas por los verdaderos científicos al día, según hemos dicho al principio. Pero no es sólo que al señor Arzalluz le haya caído el "Rh" en la lotería del 40%, sino que eso comporta algunas limitaciones y ninguna distinción o panoplia particular, sino que viene a ser una vulgaridad minoritaria, pero vulgaridad al fin y al cabo, pues no supone ni más ni menos de nada ni de todo, no marca carácter ni marca paquete.

Tímido y pedante. O sea, la perfecta aleación de un jesuita. Jesuita de paisano. Ignacio de Loyola se inventó unos cuantos trucos y distracciones para evitar la somnolencia que produce la oración, y que él tan bien conocía. Efectivamente, orar es repetir y la repetición aburre a la mente. Arzalluz, cuando reza patriotismo nos duerme a todos. En cuanto a sus trucos para la vigilia patriótica, se le van acabando, pero algo tiene que ofrecer a los violentos para que no le bajen de la nómina ni del cargo. Por eso recurre periódicamente a la bonita historia del "Rh", que enardece la sangre de los vascos y es como una heráldica popular que entre todos se intercambian.
Así y todo, el PNV es muy aburrido. Por eso los violentos tienen que explotar una furgoneta bomba de vez en cuando, para que no decaiga.