Opinión

Templad, templad, malditos

La papelera

20 diciembre, 2000 01:00

Mi ministra no entiende el lenguaje de las dimisiones ni de los ceses. Después de superar el mal de las "becas locas" y demás asuntos educacionales y de flagelarse con el libro "caliente" de Guadalajara, los del INAEM (CDN incluido) se ponen en pie de guerra. Como siempre, todos mirando para Cuenca. Desde luego, el ministerio no está en sus mejores horas pero tampoco hay por qué asaltar el Castillo. Quizá por eso se me vaya de picos pardos con Lolito en Valencia. Para olvidar. Para invitar. Para rectificar...

Lo cierto es que la cena en Valencia con Ramón García, Lolito, el galerista más rompedor del mediterráneo, fue de lo más jugosa. Hizo muy bien mi castillo.... la imaginación transgresora y vivaz que reina en Valencia no gobierna en Madrid. Si lo que quería era curarse del mal de las "becas locas" lo consiguió. Pero que sepa que todos los caminos (o autovías) para Valencia tienen que pasar por Cuenca...

Por cierto, que al catálogo de problemas de la ministra podemos añadirle el "rastrillo" rocambolesco del MEAC. No sólo no hay una programación seria, sino que estos días hemos visto el Museo de Antropología convertido en mercadillo de artistas (llamado Feria de Arte Independiente). Ya es hora de que alguien enderece esta prolongada torcedura.

Nada que ver con ARCO de mi Rosina, que ya nos ha mostrado la cara pugnaz y british de este año. Como saben, veinte galerías más que otros años, muchas nuevas en la plaza (me alegro por Leandro Navarro) y la más que notable ausencia de la alemana Schultz. El camino hacia Basilea es tortuoso pero valdrá la pena.
Pues al Real no le van las cosas mejor. Sus altos cargos siguen haciéndose preguntas. Una reciente es por qué un alto miembro del Patronato hizo en comisión ejecutiva una defensa tan inusitada como impropia del discreto currículum de la reciente suplente de una de las secretarias de prensa, de baja por parto, con el objetivo de que promocionase al puesto, nada menos, que de director de comunicaciones del teatro. Se admiten apuestas por el puesto.

Por no dejar los bajos del foso les contaré que el agente Pere Porta, de Ibercámara Barcelona, ofreció a Daniel Barenboim salir entre burbujas navideñas y cobrar en oro. El pianista director no aceptó una propuesta tan comercial. Sí la aceptó posteriormente Lorin Maazel, quizá para ahogar en cava las penas que le están proporcionando en Madrid. Ya les contaré.

Guillermo Cabrera Infante está en la recta final de una nueva novela. Se llamará, contante y sonante, La ninfa inconstante. Me dice que está en la recta final, pero si no me equivoco diría que esa recta final podría tener más kilómetros que la ruta 66. Mea culpa, Cabrera. No será puro humo.


Borja Ortiz de Gondra está que trina porque le han tocado ¡ay! la autoría. Las chicas de Legaleón Teatro llevan un año y medio utilizando en la obra Cómeme el punto, que se acaba de estrenar en Madrid, el nombre de Ortiz de Gondra y un fragmento de su obra Dedos sin su conocimiento ni autorización. No sólo no se lo han comunicado sino que han hecho lo que han querido con su texto, metiendo algo aquí, sacando algo allí... Gondra lo ha puesto todo en manos de la SGAE y la demanda en los juzgados. Cuando veas las barbas de tu vecino cortar...

Templad, templad, malditos. José Luis García Martín publica un nuevo tomo de sus memorias anuales con mucho nombre y apellido. Fuego amigo se llama y leo y leo y veo que no es para tanto. Buena escritura, muchas amistades, memoria selectiva, oportunos silencios... Los poetas tendrán que leerlo.

El "boca a boca" funciona perfectamente en el cine. El Grupo Correo se come a la productora que dirige César Benítez, sí, la de títulos de tan alta excelencia como Entre las piernas, Cha-cha-chá y mi pregunta favorita: ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? La fiebre por la multimedia hace estragos y el cine todavía es un terreno conquistable.

Aribert Reimann, compositor al que no le han hecho ni caso en el Real, tiene escrita en español su última ópera, La Casa de Bernarda Alba, estrenada en Munich el mes pasado. Sería una ocasión traerla de Munich a Madrid. Y no sólo eso, sino que en este momento escribe su siguiente ópera. Para colmo es otro tema español: El Público. ¿Por qué no apuntarse desde ya a una coproducción y encargar la puesta en escena a Lluis Pascual, quien ya la llevase a los escenarios de varias capitales? De nada...