Opinión

Prensa hidraúlica

28 marzo, 2001 02:00

Capítulo 207 del culebrón Andrés Amorós. Me soplan, aunque no me lo creo, claro, que ha montado un equipo de "propaganda y agitación" que ya lo hubiese querido Goebbels. Funcionarios privados y privados que no funcionan. Todo revuelto, amalgamado y sin explicación. Es lo que siempre se ha dicho, Amorós a tu prójimo como a tí mismo...

Donde también hay una agitación -y propaganda, claro- es en las sísmicas aguas de las editoriales. No hay una sola importante que no haya movido ficha para cambiar algo, desde el gabinete de prensa hasta la dirección editorial, pasando por la participación empresarial. Las últimas sacudidas nos llegan (y seguirán llegando) desde Plaza & Janés, pero, ojo con Destino.

Estoy desolado. Tras el último terremotillo cultural me temo lo peor. Porque si antes no había forma de conocer las actividades de la Biblioteca Nacional, gracias al celo de su jefa de Prensa (consorte de un mandamás de El País), la cosa lleva camino de extenderse al Instituto Cervantes. ¡Con lo que me divertía seguir las andanzas de los amigos de Luis Alberto por todo el mundo! Juaristi, me dicen, tendrá menos problemas que Lafuente en el Cervantes, que a ver si levanta cabeza, el pobre, (el Cervantes, no Lafuente, claro, que es amigo y ahora además en la misma arena).

A mí me parece que nuestro Nobel Cela está excesivamente preocupado por el asunto del plagio. Y digo excesivamente porque a pesar de los litigios no veo que se le pueda acusar de plagio por coincidencias y fraseos con parecidos razonables. Hipótesis: Chus Visor y Ana María Moix tienen un parecido razonable y a ninguno se le puede acusar de ser un plagio del otro. Pues eso, tranquilo, Don Camilo.

Quién viviera en Andalucía, donde mi querido Jesús Quintero le arranca jugosas confesiones a escritores en canal Sur. La última tuvo como vedette a Fernando Sánchez Dragó, quien no sólo admitió que "conoció varón" sino que además le gustó. Ante tamaña revelación, el perverso Alfredo Valenzuela ha exclamado en el periódico: "¡Ah, si hubiéramos sabido que negro sobre blanco significaba eso!". Ahora Dragó debería invitar al Loco de la Colina a su programa para que confiese cómo acabó con cierta bola de nieve retrocediendo con el todoterreno.

El artista siempre es sectario, dice el bueno de Botero (Fernando, que no Pedro), que acaba de inaugurar una magna exposición retrospectiva en México. La cosa es que Botero es uno de los Siete Firmantes del manifiesto contra España y, como Mutis o García Márquez, no piensa volver por estos pagos mientras se exija visado, aunque se case su hija en Sevilla el próximo mes. Yo, qué quieren que les diga, estoy con ellos, aunque no deje de asombrarme su falta de reacción ante casos tan flagrantes y vecinos como Cuba...

Nuria Espert (que últimamente ejerce de Brecht a todo Gas) se lo tiene muy calladito pero entre bambalinas todo se sabe. Al parecer, está preparando una "Celestina" con Robert Lepage. Yo, que soy Melibeo de toda la vida, creo que el montaje puede ser explosivo y único. Cuestión: ¿Será ella la protagonista?

A pesar de todo, no sólo caen en esta papelera insultos. Lean, si no, la nota que me envía Montero Glez: "Maltrecho por los tajos recibidos en la piel de la memoria , pero con las ganas de contar por contar. Y contar que, despues de catorce meses de guerra, Glez ha merecido la paz. La editorial Edhasa le acaba de conceder la carta de libertad a su Charolito. Gracias por el apoyo prestado."

Se me quejan, me dicen que ahora cualquiera publica un libro de poemas... Que se lo digan a los ingleses, que tienen ahora en las tiendas el primer libro de versos de Paul McCartney. Les traduzco un ejemplo, para que vean: "La luna es un gajo/de mandarina./Las estrellas están tan claras como a ti te gusta./Huele a pino y eucalipto./¡Menuda noche!". A lo mejor prefieren a Nigella Lawson, otra inglesa que se está forrando con un premiadísimo libro titulado Cómo ser una diosa doméstica y que, pese a lo que puedan prometer el título y las fotos de la autora, es un libro de recetas. Para comérselo.

Muchos echábamos de menos en la literatura española el humor; un Camba, un Jardiel, un Fernández Flórez... Y lo tenemos: se llama Fernando Iwasaki y acaba de publicar su primera novela, Libro de mal amor. Para troncharse tierna e inteligentemente.

Qué estafa. El Guggenheim Bilbao podía haber aprovechado la exposición Armani para dar otra versión de la moda, echándole algo de cerebro. Y es justamente lo que faltó en su presentación pública. Preferió improvisar una pasarela con el mundo del couché profanando el templo del arte bilbaíno. ¿No habíamos quedado que la moda es cultura?