Opinión

La Scala: a tortas

2 octubre, 2003 02:00

¿Se acuerdan ustedes de las trifulcas en el Real entre Cambreleng y García Navarro? Pues no eran nada comparadas con las que hay en la Scala entre el intendente, Carlo Fontana, y el director musical, Ricardo Muti. En todas partes cuecen habas y en donde aún no, acabarán cociendo también. Al tiempo.

Muti siempre ha querido ser el que tome las decisiones, todas a ser posible, pero no las responsabilidades. Es decir, yo programo esto y aquello, me gasto lo que salga y, si después no hay dinero, el problema no es mío. ¡Así cualquiera! Pero, es más, tampoco quiere que ningún otro director le haga la sombra. Vamos, que ni hablar de que Abbado vuelva a la Scala y menos si lo hace con una orquesta externa, no vaya a ser que se lleve una como la de Lucerna, con Meyer y Gutman como solistas. Y otro tanto podría decirse de Chailly y bastantes más. Y, para colmo, echa la culpa de ello a Fontana, que estaría deseando tenerles en la Scala. Otra vez se demuestra que es mal asunto que mande o intente mandar en un teatro alguien con intereses encontrados o, cuanto menos, con dobles intereses.

Carlo Fontana anda rodeado de números, intentando que cuadren los de el funcionamiento normal del teatro en el exilio, esto es en el teatro provisional Arcinboldi, y los de la reconstrucción de la Scala. Y la cuestión no es fácil. Prefiere sacrificar el nivel artístico de este entretiempo para favorecer las obras, aunque sea a base de musicales. Y Muti no está de acuerdo. Y ambos son a cada cual más soberbio. Por eso, la guerra esta servida.

En la Fundación de la Scala manda el Alcalde milanés, a quien se le ha ocurrido crear un superholding y enviar a sus alturas a Fontana como supergerente en la inopia. Así se lo quitaría Muti de encima, a fuerza de tenerlo en las estrellas. Entretanto Muti quiere que se nombre un director general hecho a su imagen y semejanza a fin de obtener otro más en su bando. Pero, como es lógico, Fontana no esta por la labor, sino que desea terminar el proceso de renovación de la antigua Scala. Ya veremos en que termina, pero me temo que en lo de siempre: ¿qué político tiene ideas claras como para poner en su sitio a un divo como Muti? Es mas fácil cambiar de intendente. Y eso, muy posiblemente, será lo que acabe sucediendo.