Opinión

Año nuevo, vida vieja

15 enero, 2004 01:00

Empiezo mis primeras jornadas de 2004 como todos los días, echando por Internet la primera ojeada a los periódicos. Abro una tras otra las páginas de espectáculos y me creo por un momento en la atracción "Ese mundo feliz" de Walt Disney en cualquiera de sus famosos resortes. Vean si no los titulares: "Concierto de Año Nuevo en tiempo real", "El Auditorio abrirá el año con una gran gala de zarzuela", "Los Reyes en el estreno del Dúo de la Africana en el Real","Una fiesta musical", "El nacimiento de una tradición", "La gente joven va a la zarzuela, pero no es suficiente. Hay que crear público", "Oviedo acoge la primera cita musical de 2004", "Muti sin ese no sé qué", "Muti lanza un mensaje de paz", "Muti, ameno y perfecto como siempre", "Palmas al son de Strauss celebraron la primera proyección de cine digital en Madrid", "Concierto de Año Nuevo, tristeza, alegría y esperanza", etc. Enciendo la televisión y me encuentro con el consabido concierto y, eso sí, una novedad adicional: la RAI lo relega a la segunda cadena para meter en la parrilla de la primera un nuevo bebé musical, el que se celebra en la recién medio abierta Fenice veneciana.

¿Estoy viviendo en España o en Viena?, me pregunto. Claro, pronto se esfuma la duda. Estoy desde luego en España y no se trata de que, de pronto, los músicos, musicólogos, críticos, comentaristas, cuentistas o aficionados hayamos ganado la batalla a los medios y desde 2004 vayamos a aumentar nuestra presencia en ellos. No, señores, Año Nuevo no será vida nueva, sino vida vieja. Lo compruebo, busco en las hemerotecas de hace uno año, de hace dos años... y leo titulares parecidos y con la misma abundancia.

La cuestión es bien simple: el día 1 no hay periódicos porque el 31 no se trabaja. Por tanto hay que hacer dos periódicos en un solo día y, claro, hacen falta temas. Y la música los aporta. Siempre viene a ser la música la solución de repuesto, casi nunca la protagonista de primeras. Y así, de pronto, un concierto after hours ovetense llega a cobrar protagonismo nacional. Por eso, amigos míos, mucho me temo que todo siga igual y, en parte, nosotros mismos tenemos la culpa. ¿Por qué no nos renovamos? ¿Por qué, por ejemplo, tenemos que seguir tocando de frac? Faltan aires nuevos. Tratemos de que empiecen a soplar en 2004.