Image: Las cuentas del rosario

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Opinión

Las cuentas del rosario

Juan Palomo

25 noviembre, 2004 01:00

De izquierda a derecha, Carlos fuentes, Luis Sepúlveda y José Antonio Marina.

Rosario y sus campañas promocionales. Casualidades, apuestas y anticipos de algunos premios literarios. De Cronopios y Famas en Buenos Aires. La vida inteligente, según José Antonio Marina. Los veinte añitos de ‘Parkett’. ¿Tabaré Vásques en Gijón? Y el Brujo pide el indulto desde el Siglo de Oro.

Lo de Rosario sería hasta divertido si no fuese tan serio: con la complicidad de la Real Academia, el Congreso de la Lengua ha parado en una suerte de campaña promocional de Santillana, Prisa y sus autores, con los ponentes ajenos al grupo como comparsas. O sea, que el pastel iberoamericano es suculento; los negocios, inmediatos; la astucia de empresario y ejecutivos, evidente. Y la entrega a la causa de la RAE, para hartarse de risa si no fuera escandalosa.

Yo se lo digo ahora y hablamos dentro de un año. ¿Cuánto va a que cierto premio que lleva el nombre de su editor tendrá el año que viene ganador argentino residente en Barcelona? Es fácil reconocerlo: es ese que siempre sale en las fotos al lado del protagonista de turno... Hablando de premios, un poco mosca me ha dejado lo del Herralde: el lunes se falló y el miércoles ya había ejemplares... Y si añadimos que Villoro le agradeció en su discurso a Herralde que le animase "a escribir algo para el premio", pues... Yo no digo nada, pero hay que ver cómo son de "rápidos" los premios "limpios"...

Décadas de libros sobre, por, para, desde y contra Borges en español, y al final quien descubre al público anglosajón perfiles inéditos del argentino es uno de los últimos descubrimientos de la narrativa americana, el temible David Foster Wallace, que comenta en el "New York Times Review of Books" la biografía del hispanista Edwin Williamson. Y el suplemento le da incluso la portada y tres páginas .

Lío en el jurado del premio Nacional de Fotografía. Tras una dura contienda entre los defensores de modernizar el galardón y los más conservadores, aferrados a los valores tradicionales de la fotografía patria, ganaron, además de Ramón Masats, estos últimos. La guerra la libraron el director general de Bellas Artes, Julián Martínez, Manuel Falces, Rosa Olivares, Rafael Canogar, Fernando Méndez-Leite, Horacio Fernández y Carlos Pérez Siquier.

Por qué una persona inteligente se comporta como una estúpida? ¿Por qué nos amargamos la vida? A estas preguntas y muchas más da respuesta el último libro de José Antonio Marina, La inteligencia fracasada, que aparecerá dentro de unos días en Anagrama. Es, en realidad, el envés de su exitoso libro Teoría de la inteligencia creadora, una especie de teoría y práctica de la estupidez, tan globalizada hoy, tan envolvente.

El cronopio desdichado y húmedo no da crédito: Carlos Fuentes, Nélida Piñón, Tomás Eloy Martínez y Cebrián (no es obsesión, lo juro, es que me lo ponen a huevo) hablaban de Cortázar, en Buenos Aires nada menos, pero los tres primeros parecían no existir porque el fama cuarto lo es todo en su periódico, que fue quien lo contó. Y cómo: hubo quien recordó lo de su último libro y la entrevista evángelica a cuatro páginas, despliegue no logrado por Vargas Llosa, García Márquez y demás de la casa. Desde los tiempos de Pedro de Lorenzo y el Abc no veía cosa igual.

En un año de centenarios y aniversarios como ha sido este 2004 ha pasado inadvertido en España un cumpleaños importante: hace veinte primaveras nació, allá por 1984, la prestigiosa revista "Parkett". La suiza más famosa celebra con una gran exposición, que se inaugura mañana en la Kunsthaus de Zurich, su llegada a los quioscos de todo el mundo para acercar el arte contemporáneo y sobre todo para publicar periódicamente obra original de los mejores artistas. Sin duda, un ejemplo a seguir.

Antes de ser elegido presidente de Uruguay, Tabaré Vásquez le prometió a Luis Sepúlveda que si ganaba iría al III Salón del Libro Iberoamericano 2005, que se celebrará en Gijón en mayo. Y ahora que ha ganado dicen que dice que sí, que estará allí. ¿O será otro cuento maldito del escritor chileno más asturiano?

El incombustible Brujo no se estanca. Triunfa en el Infanta Isabel de Madrid y con razón. Mezclar a los clásicos con la actualidad más rabiosa no es fácil. Como diría Bogart: "Otros lo intentan, usted lo consigue". Se pasa la mayor parte de su Lazarillo pidiendo, con sorna, un indulto. "¡Indulto, señores. Hambre!". Incluso se permitió comparar alguna costumbre del Siglo de Oro con la polémica entre el valenciano y el catalán. Teatro abierto y un talento sin concesiones.

P.D. Este año creo que sí, que habrá un buen premio Cervantes